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[Crónica] Ladilla Rusa se pasan el juego en Razzmatazz

Ladilla Rusa | Foto: Esther Cobos

Hace unos días volvimos una vez más (y que no falten) a la sala Razzmtazz, para ver en esta ocasión a Ladilla Rusa, en un concierto que formó parte de la programación de Curtcircuit, el ciclo anual impulsado por la Associació de Sales de Concerts de Catalunya a quienes agradecemos que organicen estos ciclos para ayudar a mantener vivas las salas que tanto nos gustan.

Comenzó la noche con la actuación previa de Futurachicapop, con un electropop muy divertido que empezó a animar la noche. Y tras una última canción, en la que el cantante se bajó del escenario y se abrió un pasillo en la pista a modo de pasarela de moda (como dijo), se despidieron y dieron paso a Nacho Ruiz, el DJ de Ladilla Rusa. El que también es residente de la sala Sidecar, se marcó una gran sesión entre conciertos con una gran selección musical.

Y eran las 21:30, el público estaba ya súper calentito y, puntuales, salieron las ladillas al escenario tras una intro y con una capa, haciéndose llamar «Súper Ladillas«. La noche prometía. Empezaron con su penúltima canción: Madre mía el asco que me das. Estaban estrenando nuevo show y, además de cantar nuevos temas, pasaron también por Princesas, tema de su primer álbum Estado del malestar. Una canción reivindicativa a favor de la república, dándole la vuelta a los cuentos clásicos de siempre. Una cosa que nos gusta mucho de este grupo es lo reivindicativas que son. A continuación tocaron Qué ladilla, tema que abre su segundo álbum (Costumbrismo mágico) y que habla de cosas que no les gustan, desaparecieron del escenario momentáneamente para volver con unas alas con luces a las espaldas haciendo un guiño a Ojete Calor. ¡Tremendo!

Y de repente, otra sorpresa: sacaron un carro de la compra y empezaron a tirar regalos al público: compresas, condones, chucherías, «un poquito de todo». Esto último es lo que dice la canción que cantaron acto seguido, Chucherías Mari. El último tema de su primer álbum donde también apoyan a las tiendas de barrio. ¡Nos encanta!

Siguió el concierto con Todos los días lo mismo, el himno de Ladilla Rusa homenaje a la clase trabajadora, dónde denuncian las condiciones precarias de muchos trabajos. Y en medio de la canción salió a colaborar la gente de Habla de mí en presente quienes seguidamente cantaron uno de sus últimos temas en los que colaboran nuestras ladillas: Poliamor. Al finalizar, les hicieron una petición ‘de matrimonio’, con rodilla al suelo incluida: que colaboraran con ellos en su próximo concierto en Barcelona el 18 de mayo en la Apolo. Obviamente, ¡La respuesta fue sí!

La noche siguió con más performances y sorpresas: cantaron Macaulay Culkin (éxito clásico) y aparecieron unos muñecos en forma de columnas de aire que simulaban al actor del que hablan en la canción. ¡Nuestras caras lo decían todo! Después vino A un metro y medio de ti y salió a colaborar Queralt Lahoz, con una indumentaria poligonera acorde con la canción, de ritmo «makinero» y que cuenta la canción de un amor frustrado por la distancia social de la pandemia.

Y siguieron las colaboraciones, ¡Allí no faltaba nadie, estábamos todas en Razzmatazz! Las Verdunch colaboraron en Conchi coach y después sonó La puta (m)ama, tema con el que homenajean a todas las mujeres que realizan curas y cuidados, muchas de ellas con trabajos no remunerados. Y no pararon de salir amigas, siguió el concierto con Karmele y Lydia, dos drags que cantaron Final feliz, una cover de One Kiss Dua Lipa.

Se tomaron un pequeño descanso y salieron al escenario Anna y Maria, dos bailarinas y empalmaron la música y el baile con Cerrada, tema de su primer álbum y que solo interpretó Tania con la compañía de las dos bailarinas y de Futurachicapop. ¡No podía faltar! Y al acabar, intercambio: Se fue Tania y volvió Víctor vestido con un disfraz de cerdo hinchado, como en forma de globo, a cantar Cambiome el cuerpo, también de su último álbum. Un disfraz con el que seguidamente se tiró al público surfeando por encima de él, hasta que se hundió. Y después apareció Tania repartiendo ratafía (la cuál no llegamos a catar, pero lo intentamos. ¡Vaya noche! Y así, para hacer un acto de coherencia con el momento llegó la hora de Bebo (de bar en peor), también de su primer álbum pero la versión posterior de Nacho Ruiz. Y es que como dicen las ladillas: «somos más de bar que de montaña». Me representan.

Y empezábamos a notar que quedaba poco cuando se disfrazaron de curas para cantarnos Criando malvas, un tema que habla de celebridades que ya se murieron. Y cuando acabó, llegó la última colaboración de la noche. Salieron al escenario Ruïnosa y las strippers de Rahola a cantar su próximo tema en exclusiva, ETS, que además es una colaboración con Ladilla Rusa. Después ya llegó el momento de Encarni encarnae y su medley de dance remember, ya clásico en sus conciertos. Sonó After party, canción con la que se presentaron al Benidorm Fest y que no fue seleccionada, seguida de Te perdí en un after, su último sencillo. Un homenaje en forma de versión al grupo Ultraplayback.

Y ahora sí que sí, llegó el final. Como todxs esperábamos, acabó el concierto con Kitt y los coches del pasado. Su gran hit, para mí. En él, en el último estribillo, salieron al escenario todxs lxs artistas que habían colaborado anteriormente, con una estampa de reivindicación, boas y banderas LGTBI. Así son Ladilla Rusa, divertidas pero también muy reivindicativas, y eso nos encanta.

En definitiva, un concierto muy completo, con performances, con confeti, disfraces, show, colaboraciones… ¡De lo mejorcito! Qué gustazo.

¡Viva las ladillas y que siga el show!

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