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[Reportaje] 10 años de pura música, Viva Suecia conquista el Liceu

Creo que nunca acabo de ser consciente de la suerte que tengo de poder disfrutar de dos de mis mayores hobbies juntos: la escritura y la música.  Desde hace años que puedo unir estas dos pasiones que me llenan el alma y por suerte, vuelvo a pasarme por aquí para hablaros del grupo de música que más veces me ha inspirado para escribir. 

A mucha gente ya ni le sorprende que sean ellos porque desde hace mucho tiempo, son mi grupo. Su música me ha llenado la vida en todos los momentos posibles y me ha acompañado en muchos cambios a lo largo de mis ya veintiocho años de existencia. Y lo sigue haciendo. Alberto, Rafa, Jesús y Fernando forman el grupo que creó la banda sonora de mi vida siendo así mis “musas”, esos cuatro hombres a los que recurro cuando necesito inspiración para poder escribir de nuevo y encontrar el norte que igual perdí por la vida adulta que, como a todo el mundo, nos consume demasiadas  veces.

Cuando fui conocedora de que Viva Suecia iba a hacer una gira de teatros por su décimo cumpleaños me quedé sorprendida y emocionada y más aún cuando supe que el lugar al que vendrían para la celebración sería el Liceu de Barcelona. Un sitio único e histórico para la ciudad y lo que representa. Pocas son las palabras para describir lo impresionante que es.  Pude conseguir entradas en una buena localización de la mano de mi amiga Sara, quien siempre me acompaña en estos momentos tan emocionales y también de Esther, con la que descubrí a estos muchachos murcianos y con quien adoro siempre compartir estos momentos.

Las puertas las abrían a las siete de la tarde, en un pleno domingo de la ciudad condal de Barcelona. Se respiraba emoción y aires de pasión murciana en el centro de la capital catalana, la verdad. Por suerte no tuvimos que vivir la espera de las colas porque eran entradas numeradas así que, nada más llegar, saludamos Sara y yo a amigos y amigas que siempre nos encontramos en los conciertos de nuestros suecos y ya entramos dentro. Cuando subí la mirada y pude ver la hermosa estructura del Liceu… me quedé sin habla durante unos segundos. Es un pecado que no haya venido antes siendo nacida en Barcelona pero bueno, todo pasa por algo y tuvieron que venir mi grupo favorito para que yo pudiese conocer este histórico edificio. También vimos un photocall nada más entrar de parte del Pozo, patrocinadores de la gira, donde podías hacerte una foto con un fondo bellísimo y así llevarte un recuerdo más de esa noche única.  Yo aproveché y antes de empezar el concierto me fui con Sara para la zona de merchan y allí me enamoré de una prenda única, una sudadera bordada con el símbolo de la banda para rememorar ese décimo cumpleaños. ¿Qué hice? Llevármela a casa, obviamente.

Ya con mi sudadera de mi banda favorita en mano y con la emoción a flor de piel, Sara y yo entramos dentro del teatro y en ese instante me sentí muy pequeña. El Liceu posee una arquitectura muy poderosa y, al mismo tiempo, envolvente. Cuando di los primeros pasos para adentrarme en él me sentí como si estuviese en una época histórica donde existían los burgueses en la ciudad catalana y tenían el privilegio de poder ir a los teatros a disfrutar de un ocio que, en esos tiempos, era para muy pocos privilegiados. Mi mente, nada más entrar y observarlo todo, pensó: este lugar es perfecto para ellos. La musicalidad que respiraba el ambiente era única y con los temas que íbamos a escuchar iba a ser un factor clave para que la noche fuese jodidamente eterna e inconmensurable.

Llegamos a las butacas, continué encontrándome con más personas dentro de esta reunión de amantes del rock y también pude saludar a parte del equipo de ellos quienes siempre han mostrado una humildad y cariño impresionante para quienes seguimos a Viva Suecia desde hace tanto tiempo. Sara, Jaime, Jesús, Antonio, y más personas forman el equipo que hacen que estos cuatro hombres murcianos sigan dando guerra año tras año y nunca me cansaré de agradecerles siempre lo que ellos hacen, desde la gestión del tour hasta el increíble sonido y visuales o luces. Todos son esenciales para que los conciertos de Viva Suecia sean únicos, eso es innegable.

“El concierto está a punto de empezar.”

Sonó la voz en off del Liceu avisando de que nos fuésemos sentando que iba a empezar la función así que Sara y yo nos acercamos a nuestros asientos y con Esther al lado nos sentamos para empezar a mentalizarnos de lo que íbamos a vivir. (Pista, no lo estábamos ni lo íbamos a estar nunca, para que mentir.)

Las luces se apagaron a las ocho de la noche, el escenario presentó una simplicidad bastante armoniosa: antes los conciertos de Viva Suecia traían visuales y pantallas pero en esta gira de celebración solo habían dos tarimas para que se viese la esencia del grupo en su forma más originaria; ellos y sus instrumentos, nada más. 

Entró Fernando para apropiarse de su otra mitad, la batería. Luego el Paul McCartney de Viva Suecia, Rodri junto a La Alcadesa de Madrid y de Murcia, Carmen / Hoonine. Después fueron Jess y Cantúa para rodear a la voz cantante del grupo, Rafa. El Liceu se rompió de cariño hacia ellos en forma de los aplausos del público y la emoción de estos mismos antes de la noche que iban a vivir. El grupo existía en una plena sonrisa por lo que estaban viendo ya que pocos músicos a día de hoy pueden decir que, en tan solo CINCO MINUTOS, hicieron sold out de todo el Liceu. No quedó ni una butaca disponible en esa mágica noche, haciendo que quienes estábamos allí nos sintiésemos unos afortunados por la noche que íbamos a disfrutar.

El setlist estaba compuesto por temas que nos daban un recorrido por la vida de Viva Suecia junto a esas canciones que ellos mismos añoraban tocar por el tanto tiempo que ya no las habían traído a su directo. Y el golpe inicial lo dieron con Los Años.

¿Sinceramente? No encontré una forma mejor de empezar la noche que no sea con este himno eterno de la banda. Canción de su álbum La Fuerza Mayor yo la consideraría como una del top cinco de temas claves de la banda que pasaran a la historia. Fue un comienzo emocionante y muy acogedor ya que, el tema ya de por sí, respira emoción por cada nota y la ambientación que le acompañaba fue única.  El Milagro fue la siguiente canción con la que mostraron que crearon esta gira para dar algo diferente a su público después de estar acompañándoles durante diez emocionantes años y,  ¿la verdad? Se me encogió el corazón.

El concierto siguió con un tema más actual de la banda, un grito a la sociedad actual y al cómo está dejándose perder por las apariencias y la superficialidad. No hemos aprendido nada siempre saca sonrisas y fuerza de cualquier ser humano porque es una canción con una intensidad musical impresionante pero dentro de ese “nuevo formato” donde le dieron una nueva forma, siguió siendo una detonadora de felicidad en el público de Viva Suecia.  Siguió Casi Todo de la mano, otro de esos temas que te revuelve el alma y te deja absolutamente desolada. Fue de las primeras letras que analicé con calma del grupo y con las primeras que conecté emocionalmente por el trasfondo tan humano y a la vez tan doloroso que transmite. Y que, mierda, vivirla en directo siempre te deja un nudo en la garganta que es muy difícil de superar y obviamente, volvió a pasar.  

La Orilla es el tema más reciente de la banda y no os mentiré, de primeras no me acabó de llamar mucho. No le había dado muchas escuchas por eso cuando empezó a sonar no tenía muchas expectativas… Error mío. Ninguna canción de Viva Suecia me ha dejado indiferente y esta, obviamente, no iba a ser la excepción. Que vitalidad, que locura de composición detrás de un mensaje jodido que es el renacer detrás de la ignorancia del mundo, lo duro que es salvarse dentro de un mundo tan egoísta… Uau. Desde que acabó el concierto, la tengo en bucle y me siempre me siento con una vitalidad diferente cuando la escucho. Y un dato que no puedo dejar pasar: ¿el solo de guitarra de Cantúa? SIN PALABRAS. Tuve la piel erizada desde el primer acorde, madre mía que locura fue.

Después de La Orilla pudimos escuchar unas palabras de Rafa donde nos contaba lo impresionados que estaban de tocar en el Liceu pero que era un deseo propio de la banda el hacer esta gira para celebrar su décimo cumpleaños. “Obviamente ha sido una inversión jodida pero era lo que nos apetecía, el charlar un rato y tomarnos el tiempo que queramos. Hacer el amor en música. Hoy venimos a tocar lo que nos apetece y como nos apetece.” Agradeció al público el haber agotado en tan solo cinco minutos todas las localidades del teatro sin saber realmente que se iban a encontrar. Posteriormente a esas palabras, Hoonine dio paso a El nudo y la esperanza la siguiente canción. La magia de la joven música es insuperable, la pudimos ya escuchar en directo Esther y yo con su propio proyecto y ya sabíamos que tenía un talento brutal pero sé que desde que acompaña a Viva Suecia ha obtenido más voz, lo que merece. La perla del barrio del Carmen demostró que respira amor por la música también con las primeras palabras de Hablar de nada, el siguiente tema. La calidez de la voz de Carmen acompañó a la noche con Se que ho faríes per mi, un bonito guiño de idioma para la gente de Barcelona que estaba presente esa noche.

“Bueno ahora viene un tema que si no lo tocamos, Jess, nos matan todos, ¿Verdad?” Dijo Rafa desafiando a su eterno amigo mediante una sonrisa seductora, como él bien sabe. El público empezó a preguntarse cuál era la canción y , poniendo un poco de broma a la noche tan emocionante que estaban viviendo, empezaron a tocar el burrito sabanero. Todos les acompañamos para sentirnos David Bisbal por unos segundos pero claro, ¿Cuál era esa canción?

 Los primeros acordes de A donde ir empezaron a sonar, haciendo que se escuchase un suspiro grupal de todas las personas que estábamos presentes en el Liceu esa noche. Es una canción muy especial para el grupo y para sus fans, no vamos a engañarnos, otra de ese Top cinco de temas que pasaran a la historia de la mano de Viva Suecia. Es pura emoción encarnada de unas jodidas palabras y vivirla en el Liceu fue, personalmente, un privilegio que dudo que pueda volver a experimentar en mi vida. Y perdón que me repita pero, Alberto Cantúa se volvió a marcar un solo de guitarra donde se le pudo ver tan hermosamente poseído por la música que solo pude sonreír y sentir vida en mí al verlo.

Hemos ganado tiempo fue la siguiente en sonar de la mano de unas palabras de Jess que nos hicieron descubrir que no le gustaba al principio porque le parecía demasiado “hippie” pero, cuando la tocaron por primera vez en directo ahí él cambió de opinión. Y como bien dijo Rafa “Rectificar es de sabios.” ¿La entrada que se marcó Fernando al empezar la canción para llevarnos a vivir un Blues de los años setenta? Solo le pido a la vida que nunca se separen él y su batería. Un cuerpo acústico tan emocional y descolocador de mandíbulas.

Al acabar Rafa volvió a hablar para hacer la presentación de cada uno de quienes estaban allí presentes en el escenario.

“Vamos a hacer algo que casi nunca hacemos pero ahora nos gusta. Este es un concierto diferente, no es típico de esta banda y hoy nos daremos el permiso de hablar bien y tendido, algo que casi nunca hacemos.”

“En primer lugar, el Paul Mccartney del grupo, Rodrigo.”

“El barrio del Carmen no era nada hasta que llegó la Carmen real. La Alcaldesa de Madrid, de Murcia o de lo que ella quiera. Estoy rendido a tus pies querida, Hoonine.”

“Es una pena que tenga que estar detrás de él ya que es el corazón de la banda y los ojos más bonitos que hay en este planeta, Fernando.”

“Yo era un demonio en mis tiempos y me salieron dos alas. A la derecha encontré a mi hermano andaluz, los labios más suaves que he probado nunca, Jess. Y a mi izquierda, en mi sobaco, la elegancia del rock and roll, Alberto Cantúa.”

“Y bueno, pues yo soy un tipo normal de Murcia.”

Y después de la presentación, nos encontramos unas sinceras palabras de Rafa en relación al cambio que han ido haciendo dentro de su música como se puede escuchar en su último trabajo El amor de la clase que sea. Han sido criticados por ello, considerando que “ya no son fieles a su estilo” pero Rafa lo explicó muy bien:

 “Hemos querido destruir las canciones tal cual las conocemos y llevarlas a un sitio musical que conocemos y escuchamos pero, no nos atrevemos a tocar. Hemos querido aprender a tocar aquello diferente a nosotros y estamos aprendiendo, bien seguramente no, pero estamos en ello. Queremos dar algo único y que compartáis con nosotros esta mágica noche.”

Acabó de hablar y empezaron a tocar los primeros acordes de Justo cuando el  mundo apriete, haciendo enloquecer al público. La colaboración con Leiva fue de las canciones más escuchadas del grupo durante muchos meses y no es de sorprender, la verdad. La emoción que sus fans transmitieron al grupo fue impresionante, todos levantados (las butacas fueron casi inexistentes) y cantando a puro pulmón durante todo el concierto y en esta canción se notó en especial, la verdad.  El rey desnudo fue el siguiente tema y lo pudimos disfrutar en un formato de havana muy sensual, diferente pero súper atractivo de escuchar y de gozar en directo.

Lo siguiente que íbamos a vivir fue muy emocionante la verdad y, el estar en segunda fila, me dio la oportunidad de sentir aún la experiencia mucho más. Para la canción de Lo siento, la colaboración que tienen con Dani Fernández, el grupo se bajó de la tarima y se acercaron al comienzo del escenario con los instrumentos y un micrófono en medio de ellos para darnos un directo “a capella” del tema. Con un final a mano de Rafa a la armónica, ¿sinceramente? Fue algo inigualable. Al acabar de tocar el Liceu se levantó entero para aplaudirles y con ello pude ver la emoción en cada uno de los ojos de ellos, sin creerse que estaban viviendo esa noche con gente que les quería y les admiraba en un lugar tan emblemático como es el Liceu de Barcelona.

Días Amables volvió al directo de Viva Suecia y a mi se me quedó el corazón absolutamente roto.  Es mi canción predilecta del grupo, hacía mucho tiempo que no la disfrutaba en directo y siempre me hace sentir tan pequeña e indefensa… es pura sensibilidad. El grupo estaba viviendo todo de una forma tan bonita que hasta a Rafa se le fue la letra por un segundo, mostrándonos así como estaban tan implicados e emocionados  demostrando que , por encima de todo, son humanos.  Le siguió Algunos tenemos fe, tema con el que el Liceu empezó a temblar de pura música y luego vivimos la primera piedra de El amor de la clase que sea la cual nació en Barcelona de la mano de Santos y Fluren, sus eternos amigos. La voz del presidente es otra de esas canciones que serán eternas del grupo y lo volvimos a vivir en ese directo.

Palos y Piedras fue la gran sorpresa de la noche ya que hacia muchísimo tiempo que no la tocaban. Es de las primeras canciones que se conoció del grupo y rememorarla fue emocionante porque nunca la había vivido en directo así que para mí fue un honor disfrutar de algo tan emblemático como es esta canción. Seguido de ello pudimos disfrutar de otro momento precioso de la gira como es Gracias. Sensibilidad pura y dura junto a un amor por la vida que siempre me deja sin aliento pero en este caso tuvimos la oportunidad de vivirla dentro de la primera y única colaboración de toda la gira, junto a Las Migas. Ellos querían traer una gira sin artificios ni secuencias, solo ellos mismos con la música en directo pero ese día en Barcelona era el último, así que decidieron hacer una excepción. A ellas las conocieron en Colombia y se enamoraron de su talento.

“Da gusto escucharlas, ¿Verdad? Ya os avisamos de que tenían más talento que nosotros. Si alguien quiere colaborar con nosotros, en la mesa de sonido tenéis a nuestro querido Antonio que acepta solicitudes de futuros y futuras cantantes. Tiene buen oído.”

Ellos dieron las gracias en forma de canción y las palmas del Liceu se concentraron para agradecerles a ellos el venir y darles una noche tan mágica como esa.

Nos íbamos acercando al final de la noche, tenían que ir acabando ya y Rafa dijo unas palabras que para mi resumieron de una forma muy bonita lo que iba a ser la noche:

“Vamos a disfrutar del hoy, de los amigos, de la música y de la vida.”

Bien por ti fue el comienzo del final de la noche, dando pie a un grito al unísono de todo el público al cantar: “Miento cuando digo que te miento, cuando digo que te miento, cuando digo que me hace falta espacio.”  Le acompañó la emocional y sensible Lo que te mereces, tema con el que es inevitable acordarte de tus personas más queridas y a quienes siempre querrías tener a tu lado.

¿Y cuál iba a ser el broche final de una noche única para todo fan de Viva Suecia? Acabar con otros dos himnos del grupo, Todo lo que importa para saltar como si te encontrases en medio del FIB a las tres de la mañana dándolo todo con tu quinta cerveza y El Bien, canción con la que muchas personas se han llegado a sentir identificadas por una frase preciosa que la compone:

“La verdad es que nada es tan importante.”

Sonrisas en la cara, corazones plenos y llenos de alma y un deseo en mente tanto por parte del grupo como del propio público:

  • Volver pronto.

He podido disfrutar del directo de Viva Suecia bastantes veces, siendo así una de las mayores suertes que he tenido en mi vida. Son el grupo que marcó en mi un antes y un después en muchos sentidos pero la noche que pude vivir en el Liceu de la mano de ellos fue tan única y memorable que, sinceramente, dudo que pueda volver a sentir lo que sentí en esa noche. Gracias Rafa, Jesús, Alberto y Fernando por darme una experiencia tan hermosa de la mano de su equipo, simplemente: gracias.

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