Sidonie | Foto: Esther Cobos
Era un frío viernes de febrero en la montaña de Montjuic. Estábamos en el Sant Jordi Club esperando a que salieran Marc, Axel y Jes (acompañados de Jordi Bastida a la guitarra eléctrica) a despedir su último álbum, ese que lleva sus nombres propios. Con puntualidad británica se apagaron los focos y aparecieron en el escenario los cuatro componentes de la banda. Empezaba el show.
Cabe decir, antes de empezar, que los chicos del Poblenou la noche antes hicieron otro concierto en un formato más íntimo. La sala Heliogàbal fue la elegida para la ocasión, dándole así un homenaje reivindicativo a las salas pequeñas. Porque ellos esta vez decidieron dar el paso a un recinto medianamente grande, pero sin olvidarse de las salas pequeñas, donde todos los grupos desconocidos empiezan. Dos noches de contrastes.
Empezó el concierto con Cedé, incluida en el álbum que despedían, aunque todo el repertorio fue bastante variado, repasando gran parte de su discografía. Este es un álbum más pop-rock, más guitarrero, donde han prescindido de los teclados. Un ejemplo es esta canción.


Al poco rato se presentaron, recordaron la despedida de Marc, Axel y Jes y aprovecharon para adelantarnos un tema de su próximo trabajo, en el que cantan en lengua catalana por primera vez en su carrera. Cançons que maten es el título de la canción que seleccionaron para adelantar ese próximo LP en catalán. Y Portlligat es el tema que sonó a continuación, incluido en El regreso de Abba. Es la primera canción de Sidonie cantada en su lengua. Podemos decir que es la antesala de ese próximo álbum que, por cierto, aún no un tiene título definido. Se barajan nombres como Catalan Grafitti i Bona nit, som Sidonie según comentaron la noche anterior en el Heliogàbal.
Siguió el concierto, mientras pasábamos por la Costa Azul, también por el momento sensible cantando Por ti y después de dejarnos la voz con En mi garganta (nunca mejor dicho), Marc se quedó solo en el escenario. Con su guitarra acústica tocó Giraluna.
Todo iba redondo, Sidonie son una banda de amigos de esas que se nota lo bien que se lo pasan en el escenario. Se notó, en parte, por lo que sucedió a continuación: Axel se arrancó con un discurso recordando cómo se conocieron, dando las gracias a Marc por haber hecho que los tres se encontraran, allá por 1997. Además de darle las gracias, le felicitaron y toda la sala le cantamos el Cumpleaños feliz porque, justo ese día cumplía años. Qué casualidad. Además, el cumpleañero se llevó una sorpresa: le regalaron un tambura, que es un instrumento acústico de la India que acompaña al sitar, otro instrumento que (spoiler) también tocaron más adelante.
Ya llevábamos más de la mitad del concierto cuando llegó el momento de El bosque, tema en el que el Marc se marcó un tremendo solo con la guitarra. Estábamos en nuestra salsa. Así, llegó la hora del paseo de Marc entre el público con Un día de mierda, para después tocar Maravilloso. Un tema donde critican la gentrificación de Barcelona (su ciudad). La canción se alargó, ya que Jes nos hizo una demostración tocando el mencionado sitar.


Esto fue lo último que vimos antes de que se bajaran del escenario. Era la hora de los bises. Volvieron a salir, pero esta vez con unas camisetas de futbol de Sidonie con sus nombres en la espalda, aunque a Jordi Bastida le duró poco, ya que al poco rato volvió loco a todo el recinto quitándosela.
Carreteras infinitas, El incendio, Estáis aquí y No salgo más fueron las últimas canciones. Con esta última se despidieron, una canción donde nos dicen que se han hecho mayores, que ya no les gusta salir de fiesta y que, encima, cuando lo hacen y les reconocen, les sueltan lindezas como ‘Mi madre es muy fan’.
Sidonie son amigos pasándoselo bien en el escenario y, aunque dijeron que no, yo creo que al final sí que salieron. Son unos grandes, les queremos.
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