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[Reportaje] Perdiendo los modales con Veintiuno en la Apolo

Mentiría si dijese que recuerdo exactamente cuántas veces he visto ya a Pepe, Diego, Yago y Rafa. Son muchos años hablando de ellos, viajando con ellos y viéndoles crecer desde un comienzo que no fue fácil hasta llegar a vivir lo que sucedió el pasado dieciséis de mayo en la sala Apolo. Poder ver cómo han ido progresando de salas y aumentando su público, llegando a más y más gente y a más partes del mundo me emociona a la par que me hace sentir orgullosa de que por fin, después de años y años de duro trabajo, empiezan a obtener el reconocimiento que merecen.

La sala Apolo recibió a Veintiuno el pasado viernes para la presentación de La balada de Delirio y Equilibrio, el último álbum de la banda con el que han traído al mercado colaboraciones interesantes como La la land con Iván Ferreiro o Complicidad con Malena Villa. Irremediable con Siloé o Acantilado con Enol forman parte de ellas también,  creando junto a temas como Perder los modales lo nuevo que podemos escuchar de la banda.

Llegué a la sala sobre las 17 de la tarde y ya había gente esperando para poder entrar al recinto, algo que no había visto antes en un concierto del grupo. Siempre fui la primera en llegar a la cola porque, obviamente, primera fila siempre nuestra obsesión amigos y amigas. Fue una corta espera la verdad, pude ir notando la emoción de cada persona que llegaba a la cola y al mismo tiempo creaba en mí un orgullo muy hermoso. Ver como estos cuatro grandes chicos estaban llenando de amor el alma de muchas personas, cada vez más, con su música, me hacía sentirme como una madre orgullosa de sus hijos.

El tiempo de espera se fue recortando rápidamente y cuando entramos en la sala, a los pocos minutos vimos a Diego salir para deleitarnos con Chihiro en acústico.

“Pensamos en darles un regalo a aquellas personas que llevan tanto tiempo haciendo cola para poder conseguir las primeras filas así que, aquí me tenéis. Iba a salir con una cerveza pero como no nos patrocinan, me ha tocado dejarla en el camerino, no había de otra.”

Fueron unos preciosos minutos de sensibilidad de parte de la voz cantante del grupo, quien siempre, no os mentiré, consigue erizarme la piel.

“Bueno, obviamente el artista invitado no soy yo, ahora os dejo con unos amigos de argentina que tuvimos la suerte de que hoy nos acompañen. Disfrutadlos y ahora nos vemos.

Aquellos amigos de los que Diego hablaba fueron el grupo Koino Yokan, dos jóvenes músicos argentinos originarios de Buenos Aires. Dúo formado en octubre de 2018 por Tomás Otero (vocalista y guitarrista) y Jeremías Oro (bajista, guitarrista, tecladista y productor). Trajeron al concierto un buen rollo y crearon un clima muy cálido y sensible para ir preparándonos para lo que iba a venirnos con Veintiuno.  Por si queréis darles una escucha os dejo sus canales de música:

Al acabar ellos se empezaron a notar los nervios y las ganas del público por ellos, por esos cuatro chicos que habían creado canciones que formaban parte de la banda sonora de sus vidas. Llegaron las 20:35 de la noche y las luces se apagaron para dar paso a la entrada de Pepe, Yago, Rafa y Diego progresivamente. Era el momento, había llegado la hora y las primeras notas de Destello llegaron para llenar la sala.

Pudimos vivir un viaje emocional en forma de diferentes canciones que han ido componiendo la vida esencial del grupo. Las canciones nuevas llenaron de nuevos sentimientos como Perder los modales o Nuestra parte de noche, temas que muestran la base del grupo pero al mismo tiempo una madurez musical compuesta por la próxima experiencia de ellos. En especial en Nuestra parte de noche musicalmente presentan un crecimiento donde han bebido de nuevas fuentes para crear nuevos temas, una mezcla más de soul con R&B la cual le da un toque diferente a lo ya escuchado del grupo. Después pudimos vivir las colaboraciones que ya os mencioné pero en este caso Complicidad la disfrutamos de la mano de una de las jóvenes cantautoras catalanas del momento: Suu. La calidez que se unió vocalmente entre la voz de Diego y de Suu creó un abrazo precioso entre el público haciendo que fuese imposible sacar los ojos de encima de ellos.

Otro de los grandes momentos de la noche fue cuando Estarás empezó a llenar el alma de cada una de las personas que estábamos presentes esa noche. Para mí, no voy a engañaros, ese tema es muy especial por todo lo que transmite. Fue de las primeras canciones que tuve en bucle de este nuevo álbum y sigue estando en mi lista. Pepe da una masterclass de cuerpo acústico desde la batería que, como siempre, me dejó sin habla al acabar. Diego bajó al público para darlo todo con quienes estaban cantando sus temas al 300%. ¿La verdad? Fue uno de los tantos momentazos de la noche.

Con Irremediable, la colaboración con Siloé se creó una unificación vocal que me puso la piel de gallina. Ha sido una canción que ha tocado mucho en el público de Veintiuno y se pudo notar en ese directo como también pasó cuando llegaron temas míticos de la banda como:

Pirotecnia, Dopamina y Cabezabajo.

El triangulo de las bermudas de Veintiuno, el top tres de temas que han roto almas y llenado corazones de más de miles de personas. Tres himnos inconmensurables, tres canciones que dudo que pasen al olvido de mi mente porque con escuchar los tres primeros segundos de cada una de esas canciones mi sonrisa empieza a creer irremediablemente y mi voz empieza a flaquear para gritarlas hasta el infinito. Pero no puedo no remarcar la importancia que Cabezabajo tuvo en el grupo, ya que fue la primera canción que enviaron a sus actuales productores, quienes les han ayudado en su crecimiento y quienes les han presentado a grandes artistas con los que han podido colaborar como por ejemplo, Ivan Ferreiro en La la land.

Santos y Fluren estuvieron presentes en el bolo de la Apolo y, aunque no pude verles la mirada, estoy segura que sintieron un orgullo eterno por esos cuatro chicos que estaban comiéndose el mundo con su sinceridad y su verdad en forma de canciones.

Y el golpe final fue cuando La vida moderna, la gran y eterna colaboración con Love of Lesbian (solo que en este caso la pudimos disfrutar con Koino Yokan) llegó para dar el cierre a esa hermosa noche llena de música y de almas preciosas unidas para disfrutar de Veintiuno.  Fue una noche en la que el tiempo voló y todo fue recogido en grandes sonrisas y en miradas emocionadas por disfrutar de Rafa, Pepe, Yago y Diego.

Veintiuno nunca fallan, en cada uno de los conciertos que he podido vivir y sentir su música siempre he salido con el corazón en un puño y con la mirada emocionada, el pasado dieciséis de mayo no fue diferente. Pude pasar mi último día con veintiocho años con uno de mis grupos favoritos y la verdad, nunca lo olvidaré.

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