
Tal y como se mencionó en este post el pasado 13 de Octubre nos visitaron en Barcelona los australianos Thy Art Is Murder para presentar su último trabajo, Dear Desolation publicado hace dos meses. Vinieron acompañados de los invitados After the Burial, Oceano y Justice for the Damned para darnos una gran noche de deathcore.
Los primeros en tocar y abrir el cartel fueron Justice for the Damned, cuya actuación duró aproximadamente media hora con una escasa interacción con su joven público. Repasaron canciones como No Flowers On Your Grave o Dragged Through The Dirt y plasmaron en ellas la fuerza y energía que caracteriza su género. A pesar de tener poca interacción con su público y de que la actuación en general fuera corta, fue muy intensa y placentera de ver.
Les siguieron Oceano, que supieron ganarse al público tocando sus temas más escuchados e interactuaron con los asistentes. Tocaron temas como Dead Planet, Viral Reanimation o District of Misery. Este grupo sin duda consiguió más conexión y mover más a su público que Justice for the Damned, además de provocar un constante crowd surfing en todo momento de su recital de puro deathcore.
Les siguieron After the Burial, que subieron el listón con mucha energía y una actuación llena de moshpits y crowd surfing. Supieron ganarse a su público abriendo con canciones como Lost in the Static, Collapse y Anti-Pattern, canciones coreadas en todo momento,

Por último llegó el turno de Thy Art Is Murder que desde el primer segundo mantuvieron a los asistentes emocionados e implicados con ellos con moshpits, crowdsurfing y circlepits. Supieron meter caña e intensidad en cada canción.

Abrieron con un tema que da nombre a su último trabajo, Dear Desolation y siguieron con Slaves Beyond the Death, The Purest Strain of Hate y Shadow of Eternal Sin. A pesar de pequeños fallos técnicos el sonido sobre el escenario superó con creces, especialmente la voz, al sonido de estudio. Cerraron con temazos Holy War, Light Bearer y Reign of Darkness que hicieron enloquecer a un público ya enfervorecido y que se removía en una espiral de codazos, saltos, carreras y mucho, mucho deathcore.
En definitiva, Thy Art Is Murder supieron ofrecer un gran espectáculo de principio a fin y meterse al público, ya entregado de por sí, en el bolsillo, no podemos evitar desear que vuelvan. Cuando se nos curen los moratones, por supuesto.