
Llegar a una sala como la Apolo, donde tantas veces se ha saltado y bailado, para ver a un artista tan diferente como Rag’n’Bone Man es un giro importante. Yo, que asocio ese lugar a la fiesta nocturna más alocada de Barcelona, iba a disfrutar, como oyente y fotógrafo de un concierto donde la música y la voz iba tener todo el protagonismo, cual concierto clásico.
Esperando al soulman británico, y con un sorprendente retraso, me topé con Rukhsana Merrise. La telonera hacía recordar después de cada canción su nombre, buena inciativa, sobre todo si tu nombre es tan difícil de escribir como el suyo. Rukhsana, sin duda, tiene una buena presencia escénica y una buena voz. Su banda la acompañaba efectivamente sin demasiadas florituras, dejándonos un rato más que agradable antes del cabeza de cartel. Por desgracia, al menos personalmente, no se va a quedar en mi memoria, ni le auguro un futuro importante. No fue algo memorable, ni clave, para que el público asistente fuera a seguirla en sus nuevas andanzas. A primera escucha, sus temas me parecieron genéricos, un pop con influencias negras y una inclinación a lo acústico. El momento más aclamado de su concierto fue una cover de Can’t Feel My Face de The Weeknd, también buena, también lejos de ser memorable.
Rag ‘n’ Bone Man entraba al escenario después de su numerosa banda, con una presencia muy destacable. Todo sea dicho, es difícil no acarrear toda la atención del público cuando eres un tío alto, corpulento, lleno de tatuajes y con una voz impresionante. Wolves es una buena canción para empezar de forma potente. Acabó siendo de mis canciones favoritas de la noche. Un soul más rockero de lo habitual en su discografía, que me sorprendía y me hacía pensar que vería un concierto diferente, alejado de las expectativas que tenía. No fue tan así.
No Mother relajaba un poco las cosas y Ego creaba un ambiente relajado pero interesante. Una sala llena hasta su tope contenía grandes fans, tanto locales como extranjeros y una importante presencia de personas de más edad, un público muy variopinto que no casaba muy bien. Había gente joven tomando algo y hablando, fans gritando y disfrutando del concierto y personas que pedían siempre silencio, apoyadas en una esquina, esperando escuchar solo la profunda voz del de Uckfield. En definitiva, el ambiente era extraño, un concierto poco definido, entre el pop mediático y la música de autor.

Your Way or the Rope proseguía el show, con The Fire y Let My Body Down entre otras y una efectividad del grupo musical acompañante. El británico aprueba en interacción con el público, parco en palabras pero siempre muy agradable, se nota que disfruta y hace disfrutar también a su corista, a la que deja mucho protagonismo, incluso en algunos temas se lanza como si fuera un dueto, viendo una cierta diferencia con el álbum.
En general solo tengo un problema con Rag’n’Bone Man, y son mis expectativas. La prensa musical lo nombra promesa del pop y el soul mundial, con ya hits y temazos importantes a lo largo de este 2017. Mucha gente suele coincidir en que Human, su debut pese a haber publicado anteriormente varios EP, es uno de los lanzamientos del año. Los primeros singles me entusiasmaron, pero, en general, su álbum no me pareció rompedor, muchos temas son poco destacables pese a tener unos singles bien construidos, muy aclamados en directo. Esta percepción no cambió en directo, donde no siempre la prodigiosa voz de Rory Graham me llega.
El ecuador del concierto llegaba con temas como Perfume, Life in Her Yet y Odetta, para pasar a grandes nombres como Grace, muy aclamada, Skin uno de los temas del año, que sí que mejora en directo y As You Are, definitivamente un momento álgido en el show.
Su voz lució con Guilty para cerrar antes del bis con Human, muy buen tema, esperado, pero que para mí no lució tanto como se esperaba.
Para los bises el británico pretende dar la vuelta a las cosas y se despoja de todo su apoyo musical, para interpretar solo con una guitarra, canciones como Bitter End, una de las memorables del álbum y cerrar con Hell Yeah, que no es una mala canción para cerrar ni mucho menos.
En conclusión, el directo de Rag’n’Bone Man vale la pena. Fans y no fans deberían acercarse a disfrutar de su prodigiosa voz. Vale la pena, pero no es memorable. Hay emoción pero no de esa que cautiva a una persona que ha estado en decenas de conciertos. La buena noticia es que este enorme del soul británico irá creciendo en su directo con las giras y recopilando temas destacados en su repertorio. Estoy seguro.