Hace unas semanas tuvimos la suerte de asistir al que es, probablemente, el concierto más único de todo el gran programa del Let’s Festival, en el que domina el indie nacional. La apuesta internacional no sólo era arriesgada por el tipo de música, con esta electrónica oscura mezclada con rock alternativo, sino por el público al que apelaba, un target gótico, un tanto extravagante, cultura que dominaba en los asistentes y que nunca había creído tan numerosa. En definitiva, con una Salamandra bastante llena y sin teloneros, IAMX irrumpieron en el escenario, entre la más absoluta penumbra y una barroca proyección audiovisual al fondo.

El proyecto personal de Chris Corner, de la banda Sneaker Pimps, tiene una presencia escénica bien curiosa, están repartidos en el escenario de forma que nadie destaca sobre nadie. Me sorprendió como, siendo un proyecto personal de un artista, los ojos se te podían ir perfectamente a las maravillosas chicas, Janine Gezang (bajo) y Sammi Doll (teclado), pura energía en el escenario, o al efectivo Jon Siren (batería), cubierto por su larga melena. La extravagancia en el espectáculo la tienen, pero, ¿y la música?
Sin duda IAMX suenan muy bien en directo, efectivos, sobrios y con mucha energía. La fiesta empezó con Alive in a New Light y Break the Chain de su último álbum, dos temas épicos para empezar un show, positivos y esperanzadores dentro de la habitual temática de las letras de Chris Corner. Con I Come With Knives y Happiness empezaron los singles, donde el público ya arrancaba a bailar de forma contagiosa, sin ningún estilo establecido (si no fuera por la vestimenta negra podría parecer una discoteca común) y sin que los músicos animaran demasiado, pese a que sí se dedicaban a interactuar con los fans en primera fila y a moverse por el escenario con mucho estilo.
Los asistentes ya iban predispuestos a bailar con esta mezcla de new wave, electrónica, rock e indie del británico. Vocalmente, Corner cumplía con creces, pese a algún desequilibrio, y su combinación con los coros de Gezang y Doll creaba una atmósfera muy bonita, que hasta un extraño como yo podía disfrutar. Temas como Stardust, Exit o North Star demostraron la conexión que los últimos álbumes de IAMX tienen con el público, siempre situando buena música en el mercado, pese a su ya considerable trayectoria.
Teatralidad, oscuridad y contundencia son 3 adjetivos para describir el directo de una banda que tiene una fórmula tan efectiva que no les hace falta cambiar entre conciertos. Probablemente el show que estoy describiendo lo llevan haciendo durante años en todos los lugares del tour y eso les hace dominarlo, desde la vestimenta hasta las tenebrosas e intermitentes luces, pesadilla de cualquier fotógrafo de conciertos.
Con No Maker Made Me y Your Joy is my Low, un repaso a álbumes antiguos, llegaban a la recta final, antes de los bises, que cerraron con The Alternative, Kiss and Swallow y The Power and the Glory, un final bien construido, del baile a la lentitud de la última canción de su nuevo álbum, una pieza muy personal, para dejar al público con ganas de más.
En definitiva, artistas a seguir de cerca, con un más que efectivo directo, disfrutable por los oídos y por la vista. Es genial bailar encima de canciones tan profundas y esperanzadoras y siempre viene bien disfrutar de algo diferente a lo que sueles escuchar y música como la de IAMX no se encuentra en todos lados.