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[Análisis] Sister Cites: Otro acierto para The Wonder Years, con algunos peros

En la imagen: portada del álbum de The Wonder Years, Sister Cities. Fuente: Riot Fest.

The Wonder Years es uno de los grupos que más me han inspirado durante los últimos años. No solo en lo musical, también en otros terrenos que a simple vista, están algo más alejados del punk rock, y que tienen que ver con actitudes, idiosincrasia y puntos de vista con los que afrontar el devenir. Y con ello no puedo estar más agradecido por su trabajo, sus conciertos y sus potentes discos, hoy, un abecé para la nueva oleada del pop-punk.

Tras un alejamiento visceral de las raíces New Found Glory en su anterior álbum, No Closer to Heaven (2015), marcamos un antes y un después en su carrera. Y con este LP, ya podemos decir, que el sexteto solo lleva de pop-punk, el modus operandi, y sin embargo, estamos presenciando el crecimiento lógico de un grupo que por su propia capacidad, iba a romper con todas sus cadenas.

¿Y qué nos encontramos en Sister Cities? Pues una especie de conclusión a todo lo que llevan haciendo desde que pusieron las manos en una guitarra, y al mismo tiempo una consecuente expansión de su sonido, mucho más cercano al indie rock, o al emo, con un componente Springsteen dominante.

En ese sentido, el esfuerzo viene como anillo al dedo en cuanto a temática. Confeccionado en la última gira mundial, es un vaivén de experiencias humanas sobre la universalidad cultural y geográfica a la que estamos sometidos actualmente. Puede que encuentres tu hogar a miles de kilómetros de donde naciste, y eso es algo que estas canciones saben transmitir. Todos al final, somos personas, con sueños y miedos. Con ganas de vivir.

Pero no todo son fuegos artificiales. Y aunque aprecio con todo mi cariño una creación de esta envergadura, encuentro también algunos baches, nada que sea demasiado grave, pero sí que se deba comentar. El factor sorpresa. The Wonder Years ya no irrumpen con esa bola de demolición con la que golpearon en Suburbia (2011) y The Greatest Generation (2013).  Hay grandes motores, y se nota que se están reencauzando, pero un factor que aquí no parece demasiado relevante, podría ser un gran problema en su futuro. Y sí, hay oro en estas composiciones, pero hay otros momentos algo aletargados, que cuesta bastante hacerse a ellos. Y claro, es cierto sentido normal, que a mayor complejidad, algo más de densidad. Pero podría no ser así. Navego entre las contradicciones.

Nos entenderemos mejor hablando de cada tema:

Raining in Kyoto

Emprendemos nuestra travesía volando hacia Japón. La crudeza con la que Dan Campbell canta sobre el fallecimiento de su abuelo se hace más que patente. Campbell, conocido popularmente como Soupy ha mejorado muchísimo como vocalista, sumado a las infalibles letras, podemos decir que él es una de las partes más destacadas, no solo de este elepé, si no de la banda. Combinando unos versos energéticos con estribillos intensos pero más reflexivos, sirve de una magnífica apertura de esta vorágine de sensaciones. La cercanía con la que el grupo se expresa, no deja de ser admirable, a la para que conmovedora.

Pyramids of Salt

Los sintetizadores nos dan la bienvenida en una delicada puesta en escena, que va aumentando de potencia hasta desembocar en un conciso y adictivo estribillo en el que se entona “I drew a line in the sand with these worthless fucking hands/ I drew a line in the sand and you washed it away”. Una clara alusión a la incapacidad de ofrecer ayuda a alguien cercano. En este sentido, la composición es algo más contenida, pero sin perder ni un ápice de emoción. Otra de las más directas y mejor llevadas a cabo.

It Must Get Lonely

Y nos ponemos bajo una luz suave, y sin grietas, bajo el foco de la dulzura y la paciencia de un mediotiempo. Con claros tintes a lo Jimmy Eat World y Death Cab For Cutie, es un claro ejemplo de la experimentación y el asentamiento de los de Filadelfia, ya muy alejado de sus raíces. Aún así, en el outro tenemos otra descarga de rock, por si acaso.

Sister Cities

La canción que da nombre al esfuerzo, y el primer single que pudimos escuchar, es una sencilla y directa solución que rápidamente fluirá en nuestro torrente sanguíneo como si hubiese estado allí durante toda nuestra vida. Aunque no represente en su totalidad la esencia total de Sister Cities, sí que sirve perfectamente para que nos pique el gusanillo de escucharlo.

Flowers Where Your Face Should Be

Llegamos la verdadera primera lenta. Los arpeggios de la guitarra acompañan en una total ingravidez a la fantástica línea de batería, que hace vibrar todos los componentes, sin olvidar la calidez, sin olvidar que es una fantástica y hermosa balada sobre la esposa del cantante. El trabajo de cuerdas y xilófonos, es el adecuado, sin excederse, dan una sensación de ensoñación.

Heaven’s Gate (Sad & Sober)

Y en el final de la primera parte nos encontramos también con la inmejorable Heaven’s Gate. Una canción en la que no hay nada que sobre, y que podría haber sido el primer single sin ninguna duda. El único fallo que encuentro, es que el estribillo se me hace muy similar al de Sister Cities, y aunque creo que este track es mejor, siempre quedará el que haya escuchado la otra primero. Arrolladora e invencible.

We Look Like Lightning

Una de las composiciones más complejas, y que más se escapa del sonido clásico del grupo. Como una carta expresa al miedo más instintivo a viajar y más concreto a volar, es una etérea y transparente experiencia que crece hasta convertirse en un titán sonoro y desatado. Una maravilla, y otra de las grandes sorpresas que siguen ofreciendo estos seis músicos. Puede que al principio cueste hacerse a ella, pero dadle una oportunidad y no os arrepentiréis.

The Ghosts of Right Now

En una de las más duras del conjunto, hago una pausa para comentar la posible densidad que podemos apreciar en las primeras escuchas. A veces el conglomerado que ofrece puede ser un poco apabullante, pero a medida que vamos apreciando cada creación por separado, el resultado mejora. De todas formas, esa homogeneidad juega en contra de la grandeza de su música y es por eso que al final podemos sentir que quizá hayamos escuchado alguna de estas canciones antes. Una verdadera lástima.

When the Blue Finally Came

Y tras la tormenta, la calma. Una espaciada y atmosférica ruta que funciona como introducción para la siguiente. No llega a estallar, y es un antecedente climático. Inteligente uso narrativo.

The Orange Grove

El juego cromático continúa en esta vehemente partida por el desierto. Una sombra de nostalgia siempre aparece amenazante, escuchemos donde escuchemos. En esta segunda mitad se nota un poco la bajada en calidad e inspiración. Lejos de ser temas malos, sí que son menos interesantes que en el principio.

The Ocean Grew Hands to Hold Me

Y en el final solo echamos de menos el mar. Nos perdemos bajo sus olas, tragamos sal, y nos olvidamos de respirar. Poesía pura es lo que se nos viene encima con uno de los mayores cierres que hemos experimentado en su carrera. Otra meta alcanzada y con buena marca.

Conclusión:

The Wonder Years se han puesto las pilas para dar un paso más allá y demuestran de lo que son capaces. Hacen malabarismos con la experimentación y obtienen resultados muy sugerentes, aunque a veces pecan de sonar algo manidos. No obstante hay muy buenos temas con momentos y letras increíbles. Siguen siendo uno de los grupos con una de las discografías más sólidas de la escena.

Puntuación: 3,5/5

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