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[REVIEW] TREEHOUSE DE SOFI TUKKER: HOUSE ADICTIVO Y ENERGÉTICO.

 

Quedan dos semanas para el Mad Cool Festival y uno de los grupos escondidos en su cartel es Sofi Tukker, conjunto de EDM formado en Nueva York por Sophie Hawley-Weld y Tucker Halpern, formando su curioso nombre, que también hace referencia a Sophie Tucker, actriz, cantante y comediante de principios del siglo XX.

Intento salir de mi zona de confort con esta review de Treehouse, su debut, después de lanzar su primer EP, Soft Animals, en 2016, cosa que les costó su primera nominación al Grammy mucho antes de consolidarse en el mundo de la música. Sin más dilación empecemos.

FUCK THEY

Treehouse lleva en el mercado desde abril y con un recibimiento más frío del que se merece. El álbum empieza con Fuck They, un inicio potente que me recuerda a la electrónica de los 00s, con un estribillo pegadizo que vuelve al pop de antaño, donde las melodías cuidadas tenían más importancia. En otros casos podría argumentar que tiene muchos elementos que pecan de simples y repetitivos, pero el ritmo contagioso y su toque personal hacen que sea un tema de EDM adictivo, ideal para iniciar un día de verano como hoy.

ENERGIA

Con Energia, el segundo corte del disco, empieza a verse claramente el estilo de la banda estadounidense. Sophie Hawley-Weld, alemana residente en los Estados Unidos, es fan acérrima de la bossa nova y la cultura brasileña, tanto que domina el portugués, después de vivir durante un largo tiempo en Brasil. En este caso, los elementos de influencia de la bossa nova, se mezclan con el idioma portugués para crear un tema realmente único. En esta canción brilla especialmente la producción y se agradece escuchar de una forma tan clara la guitarra de Sophie, cosa que le da personalidad a la banda, con un aire incluso algo funky a veces. Un espléndido tema que concentra toda su energía en el apartado rítmico y que lo sabe explotar, pese a que le puedo achacar un poco el hecho de que las dinámicas de la canción no vayan creciendo, ya que a veces puede acabar pareciendo un poco plano.

BENADRYL

Con estos dos temas estamos viendo la idiosincrasia de la banda estadounidense y este potente inicio no tiene indicios de parar con Benadryl, un tema bien construido aunque, en este caso no arriesga, creando un tema que aunque divertido, sigue con los estándares de la música electrónica actual. Benadryl es lenta y melancólica, con la mejor letra que hemos visto hasta ahora en el álbum; no se ve su estilo brasileño, pese a que algunas partes de la letra están en portugués. En definitiva, un temazo el cual su principal «problema» es que es una canción que podrían haber firmado Clean Bandit.

BATSHIT

El cambio es realmente notorio en Batshit, mi placer culpable de 2018. Si la analizo como canción peca de vacía y simple, pero la banda neoyorkina consigue que las repeticiones sean mantras para mí y los elementos cogidos del eurodance de los 80 se me hagan muy disfrutables. No sé cómo me puede gustar tanto una canción que hace referencia a I’m Too Sexy de Right Said Fred (como ya hizo Taylor Swift hace bien poco en Look What You Make Me Do) y tiene letras fallidas de la talla de «I’ve Got a Salty Chip on my Shoulder». Será el beat que me imposibilita no bailar, la guitarra de Sophie o el motivo musical que se va repitiendo en el estribillo pero no puedo evitar amar esta canción. 

GOOD TIME GIRL

El álbum se ha encarrilado muy bien en su objetivo de ser un recopilatorio de buenos temas de electrónica. En este caso Good Time Girl es un tema de house clásico que funciona armónicamente, pero sobre todo destaca líricamente. El EDM no es uno de los géneros que destaca por la calidad de sus letras pero Good Time Girl es una canción realmente interesante. Trata las inseguridades de una chica narradas en primera persona, con versos potentes y más complejos de lo que los prejuicios nos pueden parecer. Charlie Barker es la única colaboración que me gusta del álbum, con un rap potente, que aporta mucho al tema. Sin duda de lo mejor de Treehouse.

JOHNY

Cruzamos el ecuador del álbum para llegar a Johny, un medio tiempo diferente a todo lo que hemos escuchado. Sofi Tukker vuelven a incorporar influencias brasileñas en un tema muy estructurado a través de la guitarra, una de las bondades de la banda neoyorkina. Destaca la producción y todo el apartado musical empezando por los ritmos tropicales, que llevan de la mano al oyente durante toda la canción. Líricamente funciona, sin lugar a dudas, con unos potentes versos en portugués que hacen referencia a una oscura historia de la que se pueden intuir cosas a pesar de nunca saber a ciencia cierta ningún detalle. Lo mismo puedo decir de My Body Hurts, un tema también oscuro que sigue teniendo todo lo bueno de lo que llevamos escuchando en el álbum. Un tema bien construido de house con mucha atención al apartado instrumental y con un ritmo infeccioso.

THE DARE

Un giro más ambiental llega con el siguiente tema, The Dare, en el que dan un giro a su música adaptando un poema brasileño, en una voz recitada, casi rapeada, encima de un instrumental guiado por una guitarra limpia y dulce que forma una delicia de canción que se hace muy corta.

BABY I’M A QUEEN

La recta final empieza con Baby I’m A Queen, una canción que entra de lleno en la etiqueta de jungle pop que la prensa les suele poner. En cuanto a su composición, es una canción pop de primer nivel y probablemente el mejor trabajo de Tucker Halpern, que crea unas texturas sonoras realmente disfrutables.

BEST FRIEND

Es extraño que la canción más exitosa de la banda sea la clausura de un álbum debut y a Treehouse en este caso no le sienta bien. Best Friend, conocida por un anuncio de Iphone y aparecer en el último Fifa, es una canción optimista, divertida y que seguro que gana mucho en vivo, pero no es el mejor trabajo compositivo de Sofi Tukker. La colaboración de Alisa Ueno, NERVO y the Knocks no potencia en absoluto la canción y pese a ser un buen tema se queda muy lejos de la calidad que se ha visto en el álbum.

CONCLUSIÓN:

En resumen, estamos ante uno de los álbumes más disfrutables de lo que llevamos de 2018, con una corta duración de 30 minutos perfectos para darle al replay una y otra vez. Un compendio de muy buenas canciones, lo que suele ser, o deberían ser los buenos álbumes. Le puedo retraer una falta de coherencia interna del CD, que varía entre la experimentación y el pop más comercial sin acabar de decidirse que espero que en su segundo álbum exploten más esa seña de identidad que son las influencias brasileñas. Mientras, voy a escuchar este álbum hasta que me duelan los pies de tanto bailar.

NOTA: 3,5/5

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