FIDLAR en la [2] de Apolo. Fotos por Leire Lizeaga.
El viernes 6 de septiembre fue una fecha absolutamente ideal para situar un concierto de Fidlar en Barcelona por parte de Cooncert. La promotora satisfacía los anhelos de los fans haciendo que la banda estadounidense actuara por primera vez en la Ciudad Condal en viernes y justo en las fechas de empezar un nuevo curso. La energía fue sin duda un reflejo de eso. Las personas se enfrentaban a un viernes noche de la vuelta al trabajo o a los estudios, desahogándose con pogos, sudor, garage rock y punk. Empezaba el concierto de Fidlar en Apolo 2.
Con la más pura energía desde el minuto 1, la banda angelina arranca con Alcohol, de su último álbum Almost Free, lanzado ese mismo año. El tema es idóneo para arrancar el concierto, representa muy bien la rebeldía y el estilo de vida desenfadado que tiene la imagen de los californianos. Con Stoked and Broke, de su primer álbum, seguía el público en su salsa, con una gran marea de pogos, gente saltando y haciendo crowdsurfing. Una energía del público barcelonés que como espejo, hace que aumente la energía de la banda, que siempre procuran tener la suficiente para mantener ese público, una responsabilidad grande para la imagen de sus directos. Cabe mencionar también, que esa energía hizo que se tumbara por un momento la valla del foso de los fotógrafos, cosa que fue un pequeño susto, aunque demuestra la gran comunión que hay entre banda y público.
Con dos canciones, y sin comerlo ni beberlo, tenemos una sala contundentemente llena vibrando con el rock enérgico de Fidlar, cosa que no cesa cuando llega No Waves, uno de sus temas más populares y un momento muy álgido en todos sus conciertos. En La Musikalité hemos visto al conjunto californiano en multitud de festivales, desde el FIB al Mad Cool y podemos decir, que son igual de buenos en sala. Los muros no perjudican el sonido sucio y a la vez medido del grupo y en un concierto como cabeza de cartel se puede ver la propuesta de directo de forma clara.
Cuando Zac Carper empieza a hablar en castellano vemos el tono divertido y desenfadado que tienen sus shows. «¿Donde está la biblioteca?» pregunta usando las 4 palabras que sabe en nuestro idioma, mientras bromea y destaca que es la primera vez que actúan en Barcelona. Las palabras no son el fuerte de Fidlar, pero en sala se pueden ver esos comentarios entre algunas canciones que añaden ese sabor diferente a un concierto caracterizado por enlazar tema tras tema sin parar.
Van apareciendo bastantes temas de su nuevo álbum como Can’t You See o By Myself, muy bien recibidas por el público asistente, demostrando que su último trabajo ha gustado bastante, para mí, el verdadero indicador de éxito de un álbum. Tampoco faltan temas más antiguos, como 40oz. On Repeat, West Coast, 5 to 9, Punks o Bad Habits, canciones mucho más punk, maravillosamente bien recibidas por el público, en esta última, además una gran cantidad de gente saltando al unísono y cantando cada verso.
Sin demasiadas interacciones, el show se fue transcurriendo hasta llegar a los bises, los cuales llegaron sin que nos diéramos demasiada cuenta, ni parón ni obligar al público a cantar otra, Fidlar quieren mantener la actitud punk y hacer un concierto de hora y 20 justas, cansando a la gente. Con Cheap Beer y Wake Bake Sake concluyen el concierto, con los presentes exhaustos, con buena presencia escénica y un sonido bastante trabajado. En mi opinión se echó de menos que algún miembro se lanzara al público en algún momento, y algo más de palabras dirigidas a la audiencia barcelonesa, pero no hay duda de que los estadounidenses hicieron uno de los mejores conciertos del año en salas.
La MusiKalité 