Royal Republic. Fotos: Jaume Maneja
Llego apurado, después de un día potente de trabajo, para ver a una de mis bandas favoritas en directo, y es que los suecos tienen un directo extremadamente potente que encaja a la perfección con su música. Royal Republic son puro entretenimiento y eso es lo que les ha hecho pasar de tocar en la Sidecar hace dos años a llegar a una sala Bikini bastante llena con un nuevo álbum bajo la manga. Club Majesty es un álbum realmente disfrutable a todos los niveles en el que los suecos pasan a un disco funk mezclado con un indie rock y esos toques garage que tenían en sus primeros álbumes y estoy realmente expectante de cómo se traduce ese nuevo estilo en directo, pese a ya contar con las buenas referencias de nuestro artículo en el O Son Do Camiño.
El show empieza mejor imposible, con Fireman and Dancer, primer single de su nuevo álbum y un tema que levanta al público desde el segundo 0, creado para bailar y cantar sin cesar. El público, con abundantes personas de fiesta y algún sueco que se ha venido a pasar unos días a la Ciudad Condal, empezó saltando y abriendo pogos de forma muy prematura, cosa que prosiguió con Can’t Fight the Disco y Make Love Not War, esta última dejando un poco el rollo funky.

Con algunos interludios alargados y ciertas coreografías de baile y posición de los suecos, se nota el trabajo que ha llevado montar su juego de luces y el diseño del escenario, con esa maravillosa luz en forma de rayo que le da un toque impresionante. Royal Republic tienen una de las mejores presencias escénicas que he podido ver nunca, con sus trajes a juego y los movimientos desenfadados pero a la vez muy medidos que tienen todos. Con Getting Along de su anterior álbum, Weekend Man, empieza el ecuador de la setlist, llena de hits como Underwear o Full Steam Space Machine, disfrutada por toda alma presente en la sala.
A todas sus virtudes, hay que decir que este concierto en la sala Bikini fue algo más calculado que otros del mismo conjunto, ya que tardaron bastante en empezar a hablar con el público y hacer sus clásicas bromas que siempre generan muy buen rollo. Jonas Almén abandona su bajo para coger el keytar y hacer un repertorio de pequeñas covers de los 80’s antes de empezar Stop Movin’ un tema con el que vuelve el tren del Club Majesty y funciona como un tiro, al igual que Boomerang, un tema en que se lucen especialmente el baterista Per Andreasson y Hannes Irengard a las 6 cuerdas, que no quedan para nada eclipsados en el conjunto aunque tengan delante a Adam Grahn, un showman total que no solo canta maravillosamente bien sino que mantiene la atención de todo el público hasta que no te enteras y llega el final.



El repaso a su último álbum es mayoritario y Fortune Favors y Anna Leigh pasan la prueba con nota en directo, además de los bombazos de Walk! y Tommy-Gun, con invitada del público, como viene siendo habitual y con ese papel escénico de seductor gentleman de Adam. El bis de 3 canciones se hizo hasta corto, con temas tan potentes como When I See You Dance With Another, Flower Power Madness y Baby, pura tralla para un final que dejó exhaustos a más de uno.
En definitiva, una banda para no perderse nunca cuando haya concierto en tu ciudad o en tu festival, excelentes en sonido, presencia, espectáculo y con un gran setlist, aunque algunos echamos de menos Everybody Wants to Be An Astronaut, una víctima de este nuevo álbum. Imprescindibles.