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[Reportaje] ¡A toda pastilla con Estopa en el Palau Sant Jordi!

Estopa en el Palau Sant Jordi. Foto por Esther Cobos.

El autobús que me subía al Palau Sant Jordi de Barcelona estaba lleno de personas de todas las edades, muy diferentes pero con algo en común: Estopa. Para algunos este grupo que ya lleva 20 años de carrera, ha marcado su vida entera; desde la infancia, la adolescencia y hasta la madurez, y eso se nota en el increíble público que caminaba hacia el recinto con sonrisas en sus caras acompañados de hijos, hijas, padres, madres, amigos, o incluso de los abuelos, todos deseando pasar una noche al ritmo de una buena rumba de los hermanos Muñoz.

Fui a las taquillas a por mi entrada con los nervios a flor de piel, y con sentimientos encontrados ya que iba a ser mi primera cobertura en el Palau Sant Jordi como prensa, y de un grupo nacional al que le tenía muchísimo cariño y aprecio que empecé a escuchar con apenas 8 o 9 años. Con mi entrada en mano y mucha emoción me dirigí a la zona de prensa del interior del Palau para empezar con un poco de música de warm-up. Halsey, Dua Lipa, Two Door Cinema Club amenizaban al público mientras compraban su respectiva cerveza y hot dog y buscaban su asiento. Desde el mío pude ver a mi compañera fotógrafa Esther Cobos (capaz de relacionar cualquier actuación musical de cualquier grupo con Que nos sigan las luces de Alfred García), muy nerviosa y emocionada también, preparada en el foso para capturar los mejores momentos del primero de los dos conciertos del Palau Sant Jordi que tenía programados Estopa en el fin de semana del 14 y 15 de diciembre.

A las 21:30 el público ya empezaba a corear ‘Estopa’ de manera ensordecedora, y en ese preciso momento supe que esta noche iba a ser una de las mejores coberturas que había hecho con La Musikalité. A las 21:45, con el Palau completamente lleno, incluida la pista dividida en mitad, gradería elevada y mitad público de pie, las luces se apagaban y el público empezaba a enloquecer.

Mientras todos los músicos iban saliendo poco a poco, podíamos disfrutar de las mejores imágenes de Estopa a lo largo de esta trayectoria de 20 años, hasta que por fin salían los hermanos Jose y David. Un sonido de guitarra empezaba junto a los primeros versos de Tu Calorro del primer álbum homónimo; y el público, al momento, gritaba a pleno pulmón haciendo retumbar todo el recinto. David dejaba cantar los versos más significativos de la canción y el público no decepcionaba, y todo el mundo gritaba de emoción a Jose cuando cantaba sus versos en el puente mientras su hermano le cogía del hombro emocionado.

Y la segunda canción, otro de sus grandes éxitos Vino Tinto del segundo disco Destrangis, donde Estopa deja cantar ese «cariño» a su público cada vez que tenían la ocasión en el estribillo, junto a «¡Recapacita! No vayamos a perder… ¡la cabeza!» y a Jose.

La tercera canción del setlist fue Fuego, el primer single de su último trabajo, y se sintieron muy acogidos por el público ya que también la cantaron y dieron palmas sin parar, sumándole unos coros en el estribillo.

Y el concierto siguió con Tragicomedia, otra de las más disfrutadas del público, que cantaba, se dejaba la voz y bailaba, mientras que David, el cantante del dúo, cambiaba la letra para incluir a la ciudad condal en un verso para que el público sintiera el calor del grupo («Si tengo que morirme, que sea en Barcelona»). Malabares fue la siguiente canción del setlist. La energía del público era inagotable a pesar de ir dándolo todo éxito tras éxito.

Corazón sin salida permitió que la gente bailara de manera más calmada y encendiera unas luces para acompañar. Y seguidamente Vacaciones, en la que los fans cantaron toda la segunda estrofa, provocando varias sonrisas al grupo, y en donde el estribillo fue de lo más coreado y disfrutado.

Pastillas para dormir consiguió volver a relajar el ambiente durante apenas unos minutos, aunque nadie se cansaba nunca de seguir el ritmo. La primera estrofa la cantó el público. Sin duda, los seguidores de este grupo de Cornellá son fieles a todas las canciones. Atrapado, su segundo nuevo single, fue recibida de la misma manera que los demás temas, acabando el público la canción. Camiseta de rockanrol y uno de los himnos de este grupo, La raja de tu falda, daban comienzo a la mitad del show, una canción increíble para escuchar en directo. La disfruté muchísimo y volví a esos años 90 en los que yo era una cría y la cantaba y bailaba sin apenas entenderla. Penas con rumba, Cuando cae la luna, Escrita en la frente y El Blade, fueron otros de los temas muy bailados y coreados por el público.

Mencionaron a Cornellá, su ciudad natal, y agradecieron a todas las personas, sobre todo las que habían venido de fuera o de otros pueblos de Catalunya a verlos. En eso no cambian, 20 años de música y 20 años de humildad sobre el escenario y fuera de él, algo que les acerca mucho más a su gente y su público. Y desde luego es un punto a favor que marca la diferencia y los eleva como artistas y personas.

Antes de pasar a la segunda parte del concierto, sus increíbles músicos nos regalaron un solo de tambores y batería que dieron paso a otro de los himnos de Estopa: El del medio de Los Chichos, donde la gente gritó el «Vamos Jose» junto a David tan característico de la canción original, a lo que Jose respondió con un «Vamos Catalunya» que volvió loco al público. El grupo nos regaló unos nuevos coros al final de la canción que, a mi parecer, la hacían a la canción mucho más completa. Ese puntito de madurez y adaptación lo fueron haciendo con todas las canciones para denotar un poquito más de evolución de esos himnos con el paso de los años.

El último renglón consiguió emocionar a todo el público que ya preparó luces desde sus dispositivos móviles para acompañar al grupo, que cada vez me maravillan más en cuanto a la capacidad que tienen de contar historias cantadas sin importar los años que pasen.

Seguidamente llegó uno de los momentos estelares. David dejaba paso a su hermano Jose para que, sin su arraigada guitarra, cogiera el micrófono y nos deleitara con una de las letras más delicadas del grupo: Ya no me acuerdo. La gente cantó cada palabra con Jose, y disfrutaron de su voz mientras su hermano le hacía los coros. Me pareció precioso que a pesar de que a los dos se les engloba como conjunto, también pudiéramos ver al menor de los Muñoz apoderarse del escenario. Se nota que hay un gran cariño y mucha complicidad entre los dos hermanos.

El público volvió a enloquecer cuando tras un solo de teclado y del resto de la banda, David empezó a cantar los primeros versos de Cuando amanece, sobre todo en el puente de la canción, «Se me para el tiempo», donde el público consiguió gritar de manera ensordecedora en el recinto. Había ido a muchos conciertos en el Palau Sant Jordi, pero nunca en mi vida había presenciado ninguna compenetración ni dedicación, servidora incluida.

Pobre Siri, de su último disco Fuego también hizo disfrutar al público como si fuera una canción de toda la vida. Literal, todos os podéis imaginar de qué Siri están hablando. Los visuals de las pantallas, me llamaron mucho la atención, ya que recordaban a los aparecidos en Windows media, para aquellos que vivimos los años 1990-2000.

A continuación, David nos hizo un poco de la sintonía de Movie Records, diciendo que era lo poco que sabía con el teclado. Yo no estoy loco fue la siguiente canción que cantaron, junto a unos visuals de una secuencia de anime con ellos mismos como protagonistas dibujados y animados al más puro estilo Dragon Ball.

A estas alturas de la noche volvieron a deleitarnos con los mejores éxitos de todos sus 20 años de carrera como Me falta el aliento de su primer disco, otra de las canciones más cantadas, y tras la cual se tomaron su tiempo para presentar a los componentes del grupo, técnicos de sonido, de luces, músicos, directores musicales, entre otros; a los que el público aplaudió con mucho entusiasmo.

La lista de éxitos del concierto seguía con Pastillas de freno, dedicada a todos aquellos que madrugaban para ir a trabajar a donde hiciera falta por menos sueldo del que necesitamos. Sin duda, el público se volvió completamente loco, entonaba y cantaba al unísono. Además, el visual de está canción en las pantallas era muy dinámico y gracioso, presentando a Spiderman trabajando en una fábrica. Y de la misma manera pasó con Partiendo la pana y Fuente de Energía, otra de las más coreadas por el público y en el cuál cabe destacar sin duda el impecable solo de los guitarristas del grupo que le dieron su toque de rock a la canción que la completó totalmente.

Y entonces empezó el set acústico en el que nos regalaron tres canciones tocadas originalmente como en las maquetas: Demonios, Ojitos rojos (una de mis favoritas), Mi primera cana, Monstruos, Tan solo y una muy especial del maestro Joan Manel Serrat, Me’n vaig a peu, al que le dedicaron unas palabras de mucho cariño.

El final llegó con dos canciones del primer disco, el más escuchado sin duda por los fans, Cacho a cacho en donde la energía que rebosaba el público era inacabable e irrepetible. Además hubo dos interludios del público coreando unos «¡Eh!» al ritmo de la banda que terminaron con el final apoteósico que todos esperaban, el que fue el primer single del grupo y el más conocido de su carrera, Como Camarón, en donde todo el mundo se puso en pie, incluso la prensa del palco, para bailar, cantar y darlo todo en la última canción del concierto.

En este momento, recordé esa infancia y adolescencia donde tenía uno de aquellos disc-man, símbolo irremediable de los 90, y escuchaba mi primer CD de Estopa hasta romper la carátula y rallarlo de tantas escuchas. Creo que ya es hora de que renueve los primeros discos de este eterno grupo que estoy segura de que estará en los escenarios 20 años más.

Podéis ver las fotos de Estopa en nuestro Flickr.

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