Y en los momentos más oscuros, la música encuentra su camino para proporcionar el consuelo necesario al desencanto de los jóvenes, hambrientos de un poco de diversión. En este contexto, bandas como Ginebras encuentran su lugar. Con tono jovial y desenfadado en todos los aspectos de su imagen, han creado un álbum debut que tiene todos los ingredientes para obtener el éxito que se merecen.
La banda madrileña ha conseguido en unos dos años un crecimiento espectacular en todos los sentidos. Solo cabe decir que su primer EP, Dame 10:36 minutos, fue publicado el año pasado y sus singles más populares ya atesoran más de un millón de escuchas en Spotify. Descubrí a Ginebras, como muchos, gracias al algoritmo de Youtube, que favoreció la popularidad de su maravillosa versión de Con Altura de Rosalía, una de esas covers que cambian completamente el concepto de la original y que siempre permanecerá como un tema más de la banda. Sorpresa fue la mía que, después de empezar a escuchar sus canciones originales, encontré un indie pop en el justo punto intermedio entre fresco y familiar. Me adentré en canciones pegadizas, muy compactas y con unas letras que reflejan el, a veces oculto, lado alegre de la generación millennial.
Su álbum debut, Ya Dormiré Cuando Me Muera, goza de una mayoría de canciones pop muy sólidas, con una personalidad muy propia y mucho más sofisticadas de lo que puede parecer a simple vista. En este sentido me recuerda a los primeros álbumes de The Beatles, poco citados en las publicaciones al referirse a influencias de la banda madrileña, pero muy presentes a mi parecer en su forma de crear melodías.
El álbum arranca con Crystal Fighters, un himno sobre esas noches imperecederas entre amigos y uno de los mejores temas del álbum. Desde la simple pero efectiva melodía de guitarra, hasta las referencias a Liam Gallagher y a la banda hispanoinglesa que da título a la canción, todo te zambulle en un viaje pop inmersivo pero con su cantidad justa de azúcar. Es justo esta actitud liberadora de darse el lujo de hablar de los aspectos más mundanos la que conforma el irresistible encanto de Ginebras.
Continuamos con otro single que ya conocíamos, Chico Pum, una canción de amor autoconsciente y desenfadada. El excepcional estribillo, que parece sacado del mejor bubblegum pop, se complementa con una letra que huye de los tópicos del amor romántico, dejando pequeños detalles de humor, como si pretendiera adaptar toda la historia de la música popular a su visión propia y actual. También sucede con Filtro Valencia, la primera canción que no conocíamos del álbum y, sin duda, la mejor de ellas. Con perlitas irónicas hacia Instagram, referencias a Rufus T Firefly, David Broncano o Virginia Woolf y una divertida crítica a las redes sociales acaba siendo una de las canciones más sólidas del álbum.
El gran trabajo vocal de Magüi y Sandra es el alma de Ginebras y la producción, similar a la del anterior EP, hace que esas grandes armonías brillen. Podemos ver, también, algunas de esas armonías en 6AM, el cuarto corte del álbum, a mi parecer algo menos inspirado en el nivel compositivo. La melodía principal te transporta a otras canciones ya escuchadas antes, algo que no sería tan destacable si no se repitiera constantemente a lo largo de todo el tema. Esa repetición la salvan con detalles de guitarra y batería y con la historia que te están contando sobre momentos nocturnos en la capital, pero, aún así, es una canción poco memorable.
Muchísimo más sólida es Paco y Carmela, otro tema que ya conocíamos y que es la canción de fiesta mayor perfecta. Muy cuidada en su sencillez, el ritmo y la letra enganchan al instante. Ritmo latino con toda la personalidad de la banda madrileña para encadenar con otro single, Vintage, que parece hecha para sacarte una sonrisa. Vintage es otro ejemplo de Ginebras en su mejor versión: cuando consiguen la comunión entre buenas melodías y un sentido del humor particular.
“Lo bueno de comprar en Malasaña, es que te puedes encontrar a Yung Beef o a Carmen Lomana.”
Ginebras en Vintage
Si hay que admitir algo es que Cosas Moradas es totalmente consciente de ser una canción de amor típica y eso puede hacer que en mi mente intente ocultar que es una canción que puede ser considerada en el contexto del álbum como un tema de relleno, si es que en pleno 2020 siguen existiendo esas cosas. El caso es que tiene momentos divertidos pero compositivamente no está al nivel de lo que esperaríamos de Ginebras. Eso sí, fan de la referencia a Putochinomaricón.
La otra cara de la moneda es Metro de Madrid Informa, que sabe compensar un estribillo que se podría hacer pesado con variaciones alrededor de la canción y, sobre todo, mucho humor. El momento más rock ‘n’ roll del álbum y un tema muy Beatles que funcionará muy bien en directo.
Y, hablando de The Beatles, mis sospechas sobre su influencia de este álbum se confirman al escuchar la última canción, Campos de Fresa Para Siempre, dedicada a los de Liverpool, con un sonido que viene directo de una máquina del tiempo. «Quien fuera baby boom para verte en directo bragas en el suelo». Una vez más, el aspecto lírico, siempre costumbrista y de lenguaje popular, es el que lleva al oyente de la mano durante toda la canción. Más que la música en sí, algo menos inspirada de lo habitual. Los arquetípicos acordes del estribillo no suenan frescos esta vez, pero sí que es capaz de esbozar sonrisas en el más excéptico.
El momento que estamos viviendo necesitaba un debut completo de Ginebras y no ha decepcionado en absoluto. Si bien sigue sin ser un álbum que pretenda ser más que una compilación de temas sueltos, la mayoría son muy sólidos y con el nivel habitual que podemos esperar de ellas. Quizás el principal problema es que han hecho muchos adelantos de las que son, claramente, sus mejores canciones y los temas nuevos que nos podemos encontrar, son inferiores. No obstante, Ya Dormiré Cuando Me Muera es un inicio sólido para la banda madrileña.