“I have a sense of urgency”. Éstas fueron las palabras de Sufjan cuando le preguntaron sobre su nuevo disco, The Ascension, editado por Ashmatic Kitty y disponible en todas las plataformas desde el 25 de Septiembre.
Se trata de su octavo álbum, y para variar, Sufjan vuelve a sorprendernos. El tono de este disco no tiene nada que ver con los anteriores. En su búsqueda de algo nuevo, nos presenta un electropop más oscuro, envolvente, muy acorde con este año 2020.
La intención esta vez no era cantar sobre algo personal (como Carrie&Lowell, el último disco que sacó en 2015, inspirado en su madre), sobre su fe (Seven Swans, 2004) o hacer un homenaje, como en el caso de Michigan (2003) o Illinois (2005). Esta vez se trataba de hacer un disco sobre el mundo actual, poner voz a problemas propios que han pasado a ser problemas del mundo.
Hace años, Sufjan se embarcó en lo que llamó “el proyecto de los 50 estados”, una idea que consistía en editar un disco por cada uno de los estados de EEUU. De este sueño quedan sus dos discos Michigan e Illinois, y poco más. En sus propias palabras, actualmente percibe la cultura norteamericana en llamas (la inmigración, la sanidad, las redes sociales, la tecnología), y este disco es, por entero, una respuesta a esa percepción. La música nos lleva por paisajes de desesperación, de frustración, de melancolía, apremio.
La portada del disco, diseñada por el propio artista, recuerda a un caleidoscopio lleno de colores, y es representativo de la música que contiene: nos deja partes de Sufjan, partes de distintos colores que forman un todo heterogéneo.

Se trata de un disco largo, de 80 minutos de duración repartidos en 15 temas. La letra en general es escasa, dando protagonismo a la música. Los sintetizadores Prophet juegan una parte importantísima en este disco, ya que Stevens no tuvo acceso a sus guitarras y otros instrumentos analógicos, con lo cual es, probablemente, su obra más electrónica. Así, los tonos son más fríos, más impersonales.
Make me an offer I Cannot Refuse
Abre con Make me an offer I Cannot Refuse, que nos da una pista de cómo va a ir la cosa: ecos, sonido envolvente, pitidos, elementos disruptivos como la voz de Sufjan al inicio, letra poco desarrollada, repeticiones. A continuación viene Run Away With Me, un tema romántico que me gusta particularmente, con un tempo muy lento; el protagonismo lo tienen la voz y la batería.
Video Game
En Video Game tenemos un loop que se repite a lo largo de la canción, y dejes disco. Vemos la alusión a las redes y al mundo actual que le preocupa: “In a way I wanna be my own redeemer, I don’t wanna play your video game”.
Lamentations
Lamentations es una llamada a la acción: “I’m the future, define your future”. En Tell me You Love Me, también se lamenta: “I lost my faith in everything”, y toma importancia el teclado electrónico.
Die Happy
Die Happy comienza con acordes oníricos, distorsionados, sin percusión hasta la mitad. La voz de Stevens, como siempre casi susurrada canta las mismas dos palabras una y otra vez, como en una especie de sueño, o quizá una pesadilla.
Ativan
Ativan habla sobre la incertidumbre y junto con Ursa Major es uno de los temas más robóticos del disco. En la balada Landslide aparecen tintes acústicos que en seguida desaparecen en el entorno electrónico. Gilgamesh es volátil, y la música instrumental pasa por encima de la voz, que se mezcla con el eco.
Death Star / Goodbye to All That / Sugar
Death Star y Goodbye to All That, ambas con temática un poco apocalíptica, se centran en un ritmo parecido, contundente y acompañado por disonancias que rompen con los temas más armónicos del principio del disco. Sugar continúa con un ritmo más suave pero constante, y nos habla de desesperación y vacío.
The Ascension
Los dos últimos temas son, para mí, de los mejores del disco.
The Ascension da título al disco y recuerda al Sufjan de Seven Swans o Carrie&Lowell. Es más melódica, no hay batería, y la letra está más desarrollada que en el resto del disco en una reflexión sobre el sentido de todo.
América
El último tema es América, el más largo con diferencia (12:29 minutos). Lo lanzó el Día de la Independencia, como un mensaje alto y claro: “I no longer believe”. No está claro a quién acusa Sufjan en esta canción, lo que es seguro es que se refiere a la cultura decadente de su país.
Es una expresión de esos sueños rotos, de esa caída a la realidad, de la desilusión y la frustración de un artista que ha sabido poner música a estos sentimientos tan complejos y transmitírnoslos a lo largo de ochenta minutos de música.
Sufjan nos llama a todos a reflexionar y despertar, ¿lo consigue? Justo después de sacar The Ascension ha vuelto a su estudio, y promete música nueva con otro camino distinto. Se avecinan sorpresas.