Hace años que el nombre Citizen órbita en los espacios más emo y todos sus adyacentes, y aún así nunca me habían acabado de llamar la atención. El aclamado As You Please pasó desapercibido en mis recomendados sin que le diera muchas vueltas. Pero con el cambio de sonido que han traído en su cuarto álbum finalmente he conseguido conectar con el trío de Toledo, Ohio [Mat Kerekes (voz) y los hermanos Nick Hamm (guitarra) y Eric Hamm (bajo)].
Life In Your Glass World fue grabado en su totalidad en el home estudio que Mat Kerekes construyó en su garaje. No por razones de pandemia como muchas otras grabaciones que han visto la luz en los últimos meses, si no porqué Citizen buscaban la libertad y pureza que viene con grabar en la comodidad de tu casa. La banda estaba bastante quemada de tener que seguir órdenes de ´las oficinas´ tanto estando de tour como grabando y prefirieron hacerlo todo más casero y a fuego lento que meterse en un estudio profesional durante 6 semanas bajo la presión de terminar un álbum en ese margen. De Diciembre de 2019 a Marzo de 2020 escribieron todas las pistas y crearon este cuarto LP que no contó con la producción de Will Yip quien había formado parte de Youth (2013), Everybody Is Going to Heaven (2015) y As You Please(2017). En este caso el riesgo de hacerlo ellos mismos ha valido la pena, pues con toda la experiencia acumulada han sacado su mejor disco.
Death Dance Approximately empieza el disco con una bomba de energía que canaliza toda esa rabia y frustración que Citizen había estado acumulando durante su último tour con líneas como “I will pry and I will claw just to be heard”. Continuando con ese mismo tono y con todo el foco puesto en la percusión, el primer single I Want To Kill You habla sobre la presión del éxito y las expectativas que la gente pone sobre la banda, “I, I’ll keep it coming if you want some more/I’ll keep on running but it gets so tiring”.
Bajamos el ritmo con el segundo single Blue Sunday, creada alrededor de un bajo que recuerda a Death Cab For Cutie puede parecer un poco letárgica pero no es nada aburrida. Trata sobre lo feliz que le hace al vocalista quedarse en casa pero también los problemas como el aislamiento que surgen a través de eso. El resto del álbum sigue este patrón de componer a partir de la batería y el bajo, una novedad para el trío de Ohio, a excepción de Thin Air. Siendo la penúltima canción que escribieron llegó en un momento en el que estaban un poco bloqueados y decidieron volver a lo de siempre, creando Thin Air desde la guitarra y voz.
En Call Your Bluff le canta a un amigo, desaparecido en la noche tras unos tristes eventos personales, para demostrarle su apoyo y tenderle la mano, con un sonido casi más indie que rockero pero que no desentona en el conjunto del disco. La sigue una de mis favoritas: Pedestal, que es tres minutos de Mat gritándote en la cara y una batería que suena al ritmo de la paliza imaginaria que acompaña el estribillo “I showed you my faults/And then you shoved it in my face/I gave you my all/And then you shoved it in my face”. La energía acompaña el enfado con el mundo que rodea todo el álbum “You hold your pedestal high but/No, nothing lasts forever” pero también la voluntad de Citizen de demostrarse superiores a todo el escrutinio “Show me something that you like and I’ll write you something better”.
‘Tranquila pero amenazante’ es como definen ellos Fight Beat que toma influencias de Portishead e imita los sonidos del videojuego Mortal Kombat, convirtiéndose en la canción más extraña del conjunto. La última canción que sacaron antes de la salida del disco el 26 de Marzo fue Black & Red, un tema sobre malas amistades “when my hands are around your neck/You should blame yourself for it”.
Esta vez Citizen se guardan lo mejor para el final. Empezando el último tramo con una casi acústica Glass World que le da nombre al álbum en referencia a su ciudad de Toledo, famosa por su tradición de innovación en la industria del vidrio y denominada la ‘Ciudad de Cristal’. Aunque parezca un poco pasivo-agresiva entre la guitarra y la letra, el estribillo es un pequeño rayo de sol en la oscuridad del tema “If life in your glass world makes you feel so alone/Then why don’t you say so?” que lo convierte en uno de los momentos más memorables. Winter Buds nos sitúa en la vieja habitación de Mat dónde este se pregunta a sí mismo si su versión más joven está orgulloso de él. Lo hace sobre un instrumental que bien podría haber salido de Avenged Sevenfold y no Citizen, con uno de los mejores riffs del disco.
Edge of The World llega en un final tan apoteósico como culminante que ata el conjunto de Life In Your Glass World con un broche de oro. Con grandes influencias del Is This It (The Strokes, 2001) nos habla de una agridulce ruptura “every song for you and I when we felt easy, we felt alright/I looked at you one last time and I knew that never again would I sing your name” pero se despide con un inesperado mensaje esperanzador “but at the end of the day, there is beauty in tragedy/I hope you find what you need/I hope it’s everlasting/I hope you learn to love yourself”.

De principio a fin Life In Your Glass World es cuanto menos placentero. Aunque algunos grupos con el paso del tiempo se vayan ablandando, no es el caso de este trío, que nos ha dejado temas de pura adrenalina como I Want To Kill You y Pedestal. Pero también han sido capaces de tocar su lado más sensible y calmado en la delicada titular Glass World. El cambio de sonido aunque no muy arriesgado ha sido tremendamente favorecedor para la banda y la auto-producción les ha servido para elaborar la mejor de sus grabaciones en un coherente y completo disco. Al final, después de desahogar sus frustraciones con el mundo en una enfadada primera parte, terminan con “I hope you learn to love yourself/I hope you learn/To love yourself” lo cual ellos han sabido hacer magistralmente con su música y su proceso de grabación.
Nota: 4/5