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[Crónica] The Lumineers en Madrid: enormes pero intimistas

Tras varios intentos fallidos y fechas postpuestas por la pandemia y restricciones, The Lumineers por fin pudieron presentar su nuevo disco BRIGHTSIDE al público madrileño. Como ellos mismos dicen al comenzar su concierto, «I´ll be your brightside baby, tonight«, se deciden a iluminar el WiZink center con temas eternos que no pasan de moda mientras tratan de dar con la tecla para conectar sus nuevas canciones con el público de nuestro país.

Muy poco queda de esos Lumineers que tocaban en salas pequeñas o festivales en la parte baja del cartel, la banda liderada por Wesley Schultz y Jeremiah Fraites se ha ganado su hueco en la industria a base de una música detallista, cuidada y capaz de acercar un género como el folk al público más mundano. Quizá la intimidad del género no encaja tanto con los grandes recintos, y la conexión no es la misma, pero eso no significa que canciones como Ho Hey o SLEEP ON THE FLOOR no sean capaces de sacar todo el aire de nuestros pulmones.

Es cierto que Brightside no ha tenido la misma repercusión que sus anteriores presentaciones, y quizá el propio público peca un poco de gustarse de más con temas pasados, como se ve con Ophelia o Flowers in Your Hair, pero esto no baja el entusiasmo que cada tema del nuevo álbum nos trae. Cada nueva canción se respira diferente, con muchas más tonalidades que en el propio disco y temas como NEVER REALLY MINE o ROLLERCOASTER acaparan la atención del público, ganando en intensidad y vivencia.

El momento de más conexión con el público se vivió cuando Wesley, queriendo presentar BIG SHOT, se equivoca y cuenta la emotiva historia asociada a WHERE WE ARE. En algún momento de su intensidad en el discurso, alguien le avisa por el pinganillo de que se está equivocando y se desatan las risas, creando un contraste enorme tras la etereidad del momento.

Tras este tema, los Lumineers de antaño se aparecen en el escenario con de Gun song, para gusto de los fans más clásicos de la banda americana. Suenan igual de bien que siempre, como si para ellos no pasara el tiempo, siendo capaces de adaptar canciones tan cercanas como My Cell y Slow It Down al enorme recinto del WiZink.

Como ya nos tiene acostumbrados, ir acompañado de temas como Big Parade significa tener la clave para ganarse al público después de un tema más triste. En este tema, Gregory Alan Isakov salta al escenario, el público se levanta y da el punto extra de emoción que los propios artistas no habían llegado a transmitir hasta ahora.

Tras la pausa final, en su momento álgido y con el público entregado, Donna se convierte en el culmen del concierto, demostrando que el tiempo le ha dado un carácter protagonista dentro de su discografía. Está acompañado de Leader of the Landslide y una versión de You Can´t Always Get What You Want, que introducen los últimos momentos de la noche.

Como dice el propio Wesley al comienzo de BIRTHDAY, hay que celebrar incluso en los tiempos malos, y ellos los abrazan con un directo que, si bien trae más sentimiento e intimidad que en anteriores ocasiones, se tiene que esforzar mucho para compensar las carencias de animosidad que tiene el propio álbum.

Para terminar con la mejor cara, Stubborn Love despide a la banda dejándonos con la sensación de que casi todas las carencias que podían tener en su última grabación se subsanan en directo, aportando una nueva dimensión a la banda y la confianza en que, con el tiempo por delante, la música se irá asentando al igual que lo hizo el resto de su exitosa discografía.

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