24 de Marzo de 2022, Barcelona amaneció con un cielo gris oscuro y con un alma triste pero desconocía que en la sala Apolo (2) iba a llegar un alma de fiesta eterna. Raffaella resurgiría de un amor por la música precioso mediante tres artistas exuberantes, Varry Brava.
Después de la gran experiencia llamada Benidorm Fest, los chicos volvían al ruedo por las salas de España focalizando sus fuerzas en vivir su música por todas las calles de nuestro país. Barcelona era la primera parada y su público tenía ganas de darlo todo y quedarse afónicos por culpa de una fiesta eterna. Saltar se ha vuelto un verbo impostado y clave en los directos de Varry Brava y pudimos comprobarlo.
A las 20:00 las puertas de la sala se abrieron para darle el inicio a lo que iba a ser una locura de noche. Conseguimos mantener tanto Esther como yo nuestro ritual de “primera fila nuestra obsesión” para estar en primera línea de tiro y vivirlo todo al dedillo, sin perdernos ningún detalle del momento. Poco a poco la gente fue llegando y escuchaba comentarios como:
“Mañana voy a tener agujetas de lo que voy a saltar hoy, estoy segura.”
“Que ganas de que empiece, necesito desconectar y ellos me ayudaran.”
Una de las tantas vibras que nacieron en el concierto fue esa, la desconexión que Varry Brava crearon en el público al saltar y darlo todo. La música tiene esa suerte, ser la baza necesaria para hacernos olvidar de los problemas y la gente tenía ganas de ello con los Varry.
Tocaron las 21:00 y estos muchachos fueron muy puntuales. Salieron Juan y Germán los primeros, después les siguieron Aaron y Vicente para que el golpe final lo diese Óscar al entrar y con él empezar el concierto.
Uno de los tantos detalles en los que me fijé fue la unión monocromática en la ropa, marcando el tono rojo entre los cinco como algo clave para unirles entre ellos. ¿El rojo por ser el color de la pasión? ¿Por ser el color del fuego? Calor fue aquello que empezaron a crear con Mi mejor momento y Ritos exóticos, los primeros dos temas del bolo.
Otro de los elementos propios de Varry son las gafas de sol que tanto Vicente, Aaron como Óscar llevaban en el comienzo del directo.
Con solo dos temas ya podíamos ver como la vena del cuello de Óscar latía al ritmo de su voz junto a la locura que estaba sintiendo y viviendo el público por su culpa. La electricidad que creaba Vicente con sus solos de guitarra nos dejaba a todos con la boca abierta y ya el aura que creaba Aaron con un estilazo y su magia en el teclado… son una combinación bomba.
Óscar comentó que empezar la gira en Barcelona para ellos era especial, ya que justo 12 años antes vinieron a la capital catalana para un concurso (donde ellos dijeron que “obviamente no ganamos” donde todos también pensamos en relación al Benidorm Fest pero yo aquí digo, que pena el mal gusto del jurado, oye.) En ese tiempo tocaron en la Apolo (1) y Dorian eran el grupo invitado para apoyarles. Desde ese instante sabían que querían vivir en las salas haciendo música en directo y después de todo lo vivido por la pandemia, volver a los escenarios era un sueño que volvía a hacerse realidad por fin.
Playa, Luces de Neón y Satánica fueron las siguientes canciones que vivimos. Para mí, tres himnos claros del grupo (en especial el primer tema, los gritos con Playa del público fueron espectaculares). Con Luces de Neón no había temor para darlo todo y más con el solo de guitarra que se marcó Vicente como también lo vivimos en Satánica. Al acabar esta última Óscar salió del escenario para cambiarse y darle inicio a Plisdongou, El sitio perfecto y un tema muy especial: Hortera con Miranda.
El calor llenaba la sala, todos sudábamos de energía pero a la vez les pedíamos a Varry Brava que Plisdongou porque vivirles es vivir vida eterna. La fiesta no paraba, esa vibra de locura musical seguía estando al nivel 100 y eso pocos son capaces de mantenerlo. Creaban el sitio perfecto para que llegase la colaboración deseada: tener a Varry Brava y a Miranda cantando Hortera en directo.
No paraba de subir la temperatura y siguió haciéndolo con Loco, un tema que puede parecer que no es “típico de Varry Brava” pero en directo es una pura fiesta y energía sin igual, algo propio de todos sus temas. Nos pidieron perrear como nunca y creedme, lo hicimos. Después le siguieron No Gires y Chicas, dos canciones con las que se mantuvo el ritmo enérgico del concierto, haciéndonos notar a todos como su música entraba en nuestro cuerpo como la mayor de las serotoninas.
Llegó Calor para aún remarcar más como de “hot” estaba la sala Apolo (2), viviendo el tercer cambio de ropa de Óscar. Hablaron de la felicidad que les impulsó el ir al Benidorm Fest y en especial Óscar comentó algo que me emocionó:
“Si nuestro paso por el festival ha hecho que la gente se juntase para ver música en directo por el televisor, entonces valió la pena.”
En tiempos donde la música en directo no está siendo valorada en todos los lugares esas palabras dieron vida ante esa situación. Sonia y Selena fue el siguiente tema y ya Aaron estaba sin chaqueta, Óscar demostró por 30948539 vez el gran showman que es en los directos y tuvimos un momento donde todos salieron. ¿Sabéis porque no? Iba a llegar el momento de invocarla a ella, sí, a Raffaella.
El teclado al aire de Aaron, el suelto de la Apolo vibrando sin parar y el público dando su alma por este tema. Raffaella fue vida esa noche en Barcelona y nadie puede negar lo innegable. Fantasmas y La ruta del amor fueron el golpe final a esta impresionante fiesta de la música creada por Varry Brava, llegando a una reverencia final por parte de los 5 hacia el público, quienes les agradecieron eternamente la noche tan vivaz que les hicieron pasar.
Con tres palabras creo que puedo definir la esencia de Varry Brava y la energía que crearon en la sala Apolo (2) el pasado 24 de Marzo:
Pura psicodelia hortera.
Todas las fotos en nuestro flickr.
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