
Parece que está de moda eso de las reuniones. Ya hablé sobre ello con la vuelta de The Movielife, y de nuevo me encuentro en las mismas, si no mejores, en el caso del ahora trío neoyorquino. El post-hardcore de los noventa es un gran desconocido en la música, muy alejado de su mayoría de vástagos actuales. Con una pegada casi momentánea, los grupos de aquella época ofrecieron en su mayoría trabajos espectaculares, rompedores y eclécticos. La vida de la mayoría de estas bandas, y de las de emo, no duró demasiado, dejándonos un legado casi inmutable. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y con esa influencia, nos hemos visto recompensados con grandes y triunfales regresos, como Braid o Saosin, algunas un tanto neutrales como American Football y Rainer Maria, y otros, que en su mayoría se pueden justificar como fracasos, entre los que destacan Refused y At the Drive-in.
Es innegable lo emocionante que es ver cómo estos grupos ya de culto, vuelven para darle una patada a la industria. Aunque sean más viejos, son indudablemente menos conservadores que la mayoría jóvenes, y a nivel musical, me parecen mucho más atractivos e inteligentes en cuanto a forma y fondo. Es cierto que soy un total fan del sonido noventero y recrearme en estos ambientes me devuelve a tiempos mejores.
Interiors es un trabajo en el que se alarga la fórmula, se vuelve flexible y explora terrenos nunca vistos por el grupo. Se aleja de la violencia y la rabia contenida de sus discos de principios de los noventa y nos muestran un resultado maduro e introspectivo.
Illuminant
El riff psuedo-stoner corta de forma muy abstracta el vacío. Con una base rítmica impecable, se deja arrastrar el extenuado timbre de Walter Schreifels. En conjunto, la pieza tiene constantes subidas y bajadas de potencia propias del post-hardcore, explotando en el puente con un solo de guitarra agonizante . Fue la primera carta de presentación del álbum y una forma excelente de exhibir su concepto.
Under the Screw
La descomunal intro de batería trae consigo una descarga eléctrica en otra línea de guitarra muy stoner. Los versos se dibujan a través de una mezcla entre melodía y voz recitada que me llevan a pensar en Fugazi en algunos momentos. Los juegos de sonidos, voces, piano, guitarra, bajo y batería se funden para crear picos de tensión y disonancia con un extraño componente cósmico o psicodélico. Otro tema directo en vena.
Warm and Low
El punteo metálico acompañado del bajo distorsionado de Sergio Vega abren con una extraña impresión el tercer corte. Al entrar en calor nos encontramos con uno de los que más me recuerdan al Quicksand noventero de todo el elepé. Los arreglos de pequeños riffs embellecen el conjunto, y no deja de ser interesante la utilización de los contrapuntos para mantener controlada la energía. Otra canción para ponerse a todo volumen mientras conduces por un desierto al atardecer.
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Uno de las dos piezas instrumentales del disco. Una corta experiencia extraplanetaria y delicada con tintes math rock que nos advierten de que lo mejor está por llegar.
Cosmonauts
Casi como un Radiohead del hardcore, Cosmonauts nos transporta a una luna pérdida de Saturno. En términos generales, nos encontramos con una solemnidad y belleza propia de bandas hermanas como Deftones, pero con un predominante base punk rock. El rito se transforma al llegar al puente donde la disonancia y la pegada del bajo fluyen hacia el vacío. Después retoma la forma y se despide con el mismo plano de nostalgia con el que empezó. Indicada para ser el sencillo.
Interiors
El corte que da nombre al esfuerzo. Una atmósfera apegada al post-metal de Deftones. Ni qué decir que las dos bandas comparten bajista desde el triste fallecimiento del anterior bajista de Deftones, Chi Cheng. Siempre esbozando diferentes ramificaciones, con esa sensación de gravedad cero, pero sin perder el norte ni la compostura. Al final podemos observar como el LP se sostiene sobre constantes mutaciones de espacios. El breakdown del final y su posterior outro es uno de los momentos más espectaculares y misteriosos de nuestro viaje.
Hyperion
Podríamos hablar de que funciona como la coda de Interiors. Somos deslumbrados por un paisaje envolvente y singular para luego volver a la fuerza del hardcore. El riff de inicio se utiliza a modo de respiro entre la densidad de los versos. Aún con esa elevada magnitud, podemos dejarnos mecer con la delicadeza de los instrumentos en varias ocasiones. La gasolina se prende al final del tema.
Fire This Time
La mecha sigue avanzando y ya se ha convertido en un incendio imposible de apagar. De forma descarada, Quicksand nos demuestra las posibilidades expansivas del punk rock. Casi bailable, otra composición en la que la locura stoner se inyecta por nuestros sentidos. Sin dejar de recrear ambientes pseudo-futuristas, Fire This Time, consigue arrancar con uno de los estribillos más noventeros. Atentos al tapping recurrente. Menudo. Riffazo.
Feels Like A Weight Has Been Lifted
Las mariposas de acordes que abren nuestra velada ya nos van preparando para el exotismo en cuestión. Quicksand, que sirvió de referente para miles de grupos, también sabe aprender de ellos. La influencia texana en todo su CD se hace más que palpable en este constante crescendo. Parece como si At The Drive-In se alejara un poco de la locura y el caos y se dedicase a ofrecer pinturas más nítidas. No por ello deja de haber un momento para la histeria. Esto es post-hardcore, amigos.
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Los neoyorquinos saben aprovechar el pedazo de riff con el que cierra de Fire This Time. En este segundo y último instrumental, una base electrónica nos guía en un agujero de gusano. El tiempo no fluye, se estanca, como si del sublime Kid A (2000) de Radiohead se tratase. Sin embargo, aunque parece la calma se ha instaurado, un fragmento de guitarra nos sigue como una sombra que no va a dejarnos escapar.
Sick Mind
Nos vamos despidiendo muy a mi pesar de uno de los discos que más me han gustado del año. Alan Cage nos invita a que disfrutemos de su virtuosismo con las baquetas mientras que Schreifels vuelve a utilizar la palabra recitada para relatarnos. La preponderancia la machacante base rítmica la convierten en una de las más tribales, experimentales y desconcertantes. Es un hueco para divagar y explorar, con un interés musical muy amplio. La jam session.
Normal Love
Retornamos a lo conocido y finalizamos una obra casi sin defectos. De nuevo, bajos distorsionados, baterías revoltosas, arreglos puntuales con la guitarra y melodías de voz que llegan a la voz hablada. El grunge y el power pop se remarcan de forma excepcional. Recordemos que Walter Schreifels no solo ha estado en los legendarios Gorilla Biscuits, también hizo de las suyas en Rival Schools. El broche indicado para despedir uno de los regresos más formidables de los últimos años.
Conclusiones:
Quicksand ofrece un disco increíble, pétreo, pero plagado de infinidad de tonalidades y ecosistemas. No solo es un trabajo que busca ir más allá, es una forma de consolidar su derecho a convertirse uno de los grupos más importantes para el post-hardcore. Top del año. En serio.