
Tengo que sincerarme con vosotros. Si tuviera que valorar el concierto desde una experiencia subjetiva solo diría maravillas de él. Como fan de Paramore, este concierto significó tantísimo que me costaría hasta expresarlo con palabras, así que voy a contároslo desde una visión objetiva, siendo consciente que no fue un concierto perfecto.
Paramore es un grupo que se ha reinventado absolutamente con su último álbum After Laughter, siguiendo la estela de su anterior álbum con un resultado muy bueno. El pop con toques funky y electrónicos le sientan extremadamente bien, de hecho, cualquier persona que no haya escuchado nunca a los de Tennessee pensará que siempre han hecho este tipo de música. El gran problema y a la vez la gran razón que hacía especial a este concierto fue su calidad de evento inédito en la ciudad condal. Paramore nunca había venido a Barcelona y, la última y única vez que se presentaron por España, en Madrid, quedaba extremadamente lejos para muchos. En el terreno personal, de mí y de muchos de los presentes, ya en nuestros 20s, esta era la oportunidad de ver a un grupo en el que estábamos obsesionados en nuestra adolescencia, que nos acompañaron directa o indirectamente con sus primeros 3 álbumes, que sufrimos por la posibilidad de la muerte del grupo, que esperamos durante años su paso por nuestra ciudad. Los de Franklin eran conscientes de estar tocando por primera vez en Barcelona y Hayley esbozó un «lo habéis conseguido», pero eso no se vio reflejado en la setlist. Personas de todas las edades se reunían en el recinto del Sant Jordi Club, algunos después de largas colas, para disfrutar del evento. Especialmente, una gran cantidad de menores de edad, público esperado pero no con tal presencia.
Los teloneros, Mewithoutyou, una banda bastante consolidada y con una fuerte base de fans, sorprendían como un invitado de gran calidad en el concierto. Su directo es correcto y cabe destacar su teatralidad a la hora de interpretar las canciones, puro entretenimiento que se nos hizo cortos. Su mezcla de indie rock con el emo / post hardcore más oscuro funciona bastante bien en escenarios grandes, pero espero que vuelvan por Barcelona en una sala más pequeña.
La impaciencia hacía efecto, ya que los estadounidenses salieron tarde, por suerte amenizada por una gran selección de canciones. Admiro a la persona que seleccionó disco pop español de los 70 y 80 para introducir a Paramore, con canciones de Baccara y el A Quién le Importa de Alaska, cantado por todos los presentes. Si, por casualidad, está leyendo esto, un aplauso efusivo.
Con una estética cuidada hasta el más mínimo detalle, desde las luces a la vestimenta, los estadounidenses empezaron con Hard Times, una de nuestras canciones del año y primer single de su último álbum, perfecta para abrir el show. Hayley, en su look Debbie Harry actual, domina el escenario con una precisión milimétrica, y una capacidad excepcional como frontwoman. Los demás miembros de la banda, ya los sabemos: Zac Farro a la batería es habilidoso y tiene un sonido que parece hasta procesado de lo perfecto que es, Taylor York a la guitarra, demuestra el gran músico que es entre pedales, efectos y un groove permanente en su cuerpo. Los músicos de acompañamiento son efectivos pero se echa de menos a Jeremy Davis al bajo, pese que su nuevo bajista es más que correcto con sus líneas funky.
Ignorance, de su álbum Brand New Eyes, nos encendía a todos, y, con la vuelta de Zac a la batería, sonaba como nunca. Todo esto nos daba esperanzas de un buen repaso a sus primeros años. Still Into You funciona siempre muy bien para terminar su contundente arranque.
Forgiveness y Fake Happy volvían a su último álbum, geniales también pero con un sonido algo venido a menos comparado con el de la grabación, probablemente por la limitación sonora que siempre acecha al Sant Jordi Club. That’s What You Get volvía al pasado, y, como todos los acercamientos a Riot, fue recibida por el público de una forma espectacular, aunque hay que decir que las voces en el público no cesaron en todo el concierto, cantando, bailando, saltando, en un recinto prácticamente lleno.
Hubieron sorpresas, como When I Caught Myself, canción hecha para la BSO de Twilight, otro acercamiento mejorable a su etapa antigua (¿dónde está Let The Flames Begin?) y Pool, en su estreno en directo, que sonó perfectamente. Con canciones como Hate to See Your Heart Break, Caught in the Middle, Idle Worship (otra no demasiado tocada), hacían énfasis en que son una nueva banda, renovada y feliz, o al menos así se les veía.
Hayley en sus intervenciones habladas, segura pero a la vez extremadamente dulce, centraba toda la atención en su persona, agradeciendo al público todos los años de seguimiento a la banda. Continuaron con No Friend, otro repaso a After Laughter y, Misery Business, en la que el el público ya sabía que tocaba subir a alguien al escenario. La afortunada, de nombre Nerea, encajó muy bien el papel, cantando bastante bien y disfrutando de su presencia en el escenario.
Ya llegando a la recta final, Ain’t It Fun, Grow Up, French Class, una versión de Halfnoise (anterior proyecto de Zac Farro) con unos pasos de baile hilarantes por parte del baterista y Rose-Colored Boy, una canción perfecta para terminar, daban el colofón.
Como ya he dicho, una noche maravillosa y especial, tanto para fans como para gente que se acercó a disfrutar de los de Franklin sin demasiado conocimiento de su música. Baile, fiesta, espectáculo y una banda nueva y renovada. ¿La pega? La setlist se acordó muy poco de su otra época, destacando demasiado su último álbum, sobre todo teniendo en cuenta que la gran mayoría de asistentes barceloneses no pudimos disfrutar de ellos en directo en esa época. En general, notable alto en su primera vez en Barcelona.
¡Revive el concierto de Paramore en Barcelona con su setlist completo en nuestra playlist de Spotify!
Totalmente de acuerdo!! La verdad es que lo hicieron genial, pero sí, hubieran podido tener un poquito de consideración con el set list siendo la primera vez que venían…
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