Thirty Seconds To Mars, banda formada en 1998 y que entró en el libro Record Guiness de lleno a finales del 2016 al ser el conjunto con más cantidad de conciertos en el mismo año; con la escalofriante cifra de más de 300 conciertos (sin contar con más de 50 shows acústicos), aterrizó en nuestro país formando parte del Monolith Tour, gira de presentación de su quinto trabajo, America, lanzado el 6 de abril y recién hecha nuestra review aquí.
Sin duda, fue una noche donde echamos de menos la compañía de Tomo, que según dicen no participará en esta gira europea por problemas de salud, y nos faltaron teloneros en las casi dos horas que estuvimos esperando a la salida de la banda.
Los hermanos Leto salieron puntuales a escena con el tema Monolith, aclamado eufóricamente por los más de 4.000 asistentes que llenaron el barcelonés Sant Jordi Club. Los temas introductorios seleccionados por los estadounidenses en esta ocasión fueron Up in the Air, Kings and Queens y Search and Destroy, temas muy aclamados y coreados con entusiasmo por todos los allí presentes.
El sonido de la sala no hacía justicia con la muy buena voz del cantante estadounidense de 46 años, también director, actor, guitarrista, pianista y compositor, ya que el sonido de su micrófono estuvo muy bajo durante todo el evento.
Los gigantescos globos plateados de Dangerous Night animaron al público y ayudaron a hacer del single uno de los momentos más memorables y divertidos de la noche, incluso el mismo Jared chutó más de uno tanto del escenario principal como de la pasarela anexa.
Los Leto acertaron. Tocaron en total 6 temas de su trabajo (por no decir el trabajo) This Is War, CD con el que consiguieron vender la presumible cifra de más de 3 millones de unidades en todo el mundo; sin duda, su álbum más aclamado, y sobre todo con la presentación de Night Of The Hunter, con la que el recinto se vino muy arriba. También tuvimos la oportunidad de disfrutar de temas extremadamente populares como Hurricane.
Pudimos contemplar un Jared muy eufórico y a la vez muy cercano con el público. Se notan sus tablas sobre el escenario y la experiencia de saber qué hacer en cada momento para meterse al público en el bolsillo. Pudimos contemplar cómo, en varias ocasiones, subió al escenario a niños pequeños e incluso les ofreció el micrófono para pasar a ser el centro de atención del público quedando él en segundo plano.
The Kill, la única pista de A Beautiful Lie, fue uno de los puntos álgidos del concierto y una de las pocas canciones que Jared cantó por completo, sin recaer en delegar la tarea al público. Y es que, no os vamos a engañar, aunque Jared quiso ser increíblemente divertido y cercano, animando a los fans a corear y cantar sus himnos, a ratos más que un concierto parecía un karaoke.
Después del throwback a la época más cañera de la banda, bajaron el ritmo y se la jugaron con su cover de Rihanna. Aquí es el momento en el que nos preguntamos ¿y por qué no sentarse e interpretarnos Alibi o 100 Suns? Stay no es una canción que despierte pasión entre los fans y cualquier otra cosa en acústico hubiera triunfado muchísimo más, aunque no fuera ninguna de las antiguas, como Capricorn, que sí sonó en su visita a nuestro país hace ya ocho años atrás.
Hay que destacar que el mayor de los hermanos no estaba muy por la labor de tocar la guitarra esa noche puesto que a último minuto antes de empezar el concierto retiraron el micrófono con púas que le habían colocado en la pasarela.
Los bises dieron paso a Walk On Water (el día anterior en Madrid interpretada junto a Pablo López) y la gran Closer To The Edge, con la que llenó el escenario de fans e incluso vivimos una pedida de mano. Los futuros novios recibieron un abrazo de Jared, dándoles la bendición.
Aunque se dice que lo bueno, si breve, dos veces bueno, no fue el caso esa noche y es que, pese a durar casi dos horas, el setlist apenas llegó a las 16 canciones, una más que en el resto del tour, ya que presentaron por primera vez en directo la tercera canción de su último álbum Rescue Me. Aún siendo de lo mejor que nos trae este nuevo CD, no acaba de convencer para un grupo como Thirty Seconds To Mars.
Si tuviéramos que destacar algún punto negativo del concierto podría ser la constante insistencia de Jared en subir al público al escenario y es que se pasó unos quince minutos eligiendo gente para subir cada dos canciones o incluso regalando el álbum America. Nosotros aplaudimos las interacciones y cercanía entre la banda y sus fans pero aquello acabó resultando excesivo y tedioso, sobre todo con la falta de algunos himnos en el setlist, lo que nos hace preguntarnos en qué canciones se podrían haber convertido esos minutos de concierto.
Tenemos que reconocer que las expectativas con las que entramos fueron luces y sombras tras escuchar el último álbum y sabiendo que únicamente íbamos a contar con los Leto a lo largo de la velada. No obstante, pasamos una noche divertida, dejándonos la voz y disfrutando, aunque, para seros sinceros, nos quedamos con los 30STM de antes. Los echamos de menos.