Nuestra correctora, Salo, con una de las pintadas del Viña Rock 2019. Foto: Jordi Laguía Morales.
El último día de todos los festivales en los que he estado lo puedo definir con una palabra: apalancamiento. Ya sea camping, casa, apartamento o aunque durmiera en el mismísimo escenario principal, el día final del festival siempre va a ser para quedarse a descansar un rato e ir a un par de conciertos con suerte.
Y sí, esta vez no fue una excepción.
Aunque planeamos ir prontito al Viña Rock, el asiento nos hizo pinza a nuestro grupo y acabamos levantándonos tarde para ir al festival y despedirnos a lo grande: con La Excepción y Ska-P.
LA EXCEPCIÓN: ENTRE BASTONES Y PALMAS (escrito por Ángel)
Oye compay, ¿cómo es eso de que nunca has escuchado a La Excepción? ¿De verdad? Bueno, no te preocupes, porque aquí estoy yo para hacerte un corto resumen sobre su paso por el Viña Rock 2019.
El primer concierto de la tarde se avecinaba movido, puesto que, aunque sobre el escenario El Langui brille más por su lengua y su lírica que por marcarse una cumbia bien perrona, lo cierto es que nadie pudo salir decepcionado de su concierto.
Yo ya tuve la tremenda suerte de ver a este dúo sin igual compartir escenario en una ocasión anterior, y tenía bastantes ganas de contemplar como sería un espectáculo cien por cien suyo, directo desde Panben.
Y es que, la última vez, Gitano Antón hizo acto de presencia en un concierto propio del Langui y la verdad es que, sobre el escenario, se complementan perfectamente.
Que no lo digo por resaltar carencias de nadie, ojo, que a tenerlas no me gana nadie, pero hay que decir que es sorprendente la facilidad que tienen para entretejer un puñado de palabras recién salidas del diccionario de la lengua callejera española de modo que suenen como un verso bastante bailable, que jamás te habrías planteado escuchar.
Entre polémicos comentarios hacia las fuerzas del orden, (con algo de recogida de cable), y un show preparado para hacer que el público se moviera todo lo que Juan Manuel, más conocido como El Langui, no podía sobre el escenario.
En resumidas cuentas, si alguna vez te cruzas en un cartel con el nombre de este simpático dúo que, por cierto, va acompañado de un genial coro, por favor, no dudes en ir, te aseguro que acabarás bastante sorprendido.
SKA-P: MUCHA GENTE Y AÚN MÁS SKA
Después de una reparadora cena fuimos corriendo a la puerta, con más de media hora de tiempo de antelación, para intentar coger sitio para Ska-P en el escenario Ron Negrita.
MEEEEEC. Error.
No exagero si digo que nunca había visto tanta gente en un concierto nacional como lo que había en Ska-P en el Viña Rock 2019.
A ver a ver, es normal, los vallecanos son los “papis” del ska en España y el Viña ha sido una especie de “segunda casa” en toda su carrera. Y tras unos cuantos años sin verlos la gente ya tenía ganas de vivir su famoso directo, que les lleva a tener su nombre en grande en diversos festivales europeos, en vivo.
Así pues, un poco a empujones y con mucho cuidado acabamos en una de las últimas filas. Mala suerte, pero todo tiene algo positivo, y es que, aunque desde el final se oyera un poco peor (sobre todo al principio, luego se arregló) era increíble la vista que teníamos del gentío saltando y levantando los brazos al ritmo del ska.
Pero entrando al meollo, la música, por suerte gracias a setlist.fm podremos hacer un repaso de todas las canciones que tocaron en el festival, algo que, como cabezas indiscutibles, se merecen.
El concierto comenzó con una especie de intro, una versión corta de Poder Pa’l Pueblo, que sirvió para abrir poca para el temazo que vino después, Estampida, del querido disco Que Corra La Voz (2002) que fue celebrado entre el público, y el cántico “el pueblo vencido, jamás estuvo unido. El pueblo unido, jamás será vencido” resonó en el Viña Rock como un himno iniciado por los vallecanos.
Sin duda uno de los bombazos y de los platos fuertes llegó pronto con El Gato López, primera canción del disco más exitoso de la banda, El Vals del Obrero (1996) que entró de forma inesperada entre un público atónito, que quizá esperaba este temazo más tarde, en los compases tardíos del concierto. Esto, igualmente, no impidió que todos nos uniéramos a la vida del gato más ska de la música española, bailando en círculos y gritando a voces.
Con Mestizaje (del disco Planeta Eskoria, del 2000) llegó un poco el tramo de calma de la tormenta que iba a ser el concierto y tocaba cantar y reflexionar sobre una letra que, curiosamente, sigue en vigor 19 años después de su concepción. Interesante cuanto menos.
Jaque Al Rey fue la primera canción elegida de su último disco, Game Over (2018) en presentarse en el Viña Rock. Sin duda, una propuesta acertada: el primer single de este elepé cosechó muy buenas críticas y una gran aceptación entre fans. «La 3ª está en camino ya» fue una de las frases más vistas en instagram stories al día siguiente. Eso es un sello de calidad.
¿Cómo? ¿Que Cannabis no va al final del setlist? ¿Qué es esto? ¿Qué pasa con vosotros Ska-P? Lo que pasaba es que la selección de canciones fue tan buena que por estadística pura algunas de sus míticas canciones tenía que caer por la mitad del concierto. Le tocó a Cannabis, canción que consiguió sacar muchos móviles al aire y creó pogos desde la primera hasta a la última fila del festival. Sin duda una experiencia increíble en vivo.
Si tengo que destacar una sorpresa para buenas del concierto y tengo que elegir una canción para demostrar que Ska-P son unos grandes músicos en vivo es Crimen Sollicitationis, de su Lágrimas y Gozos (2008), una canción con una gran carga instrumental y un genial trabajo armónico en los coros en su versión estudio, daba un poco de miedo pensar el cómo la defendían en directo y joder, ¡incluso mejora! Gana en potencia y la escenografía (por cierto, muy cuidada en todo el concierto, tanto el juego de pantalla y luces como el uso de actores para presentar algunas canciones) la convierten en, posiblemente, el tema más disfrutable del show. Que se lo pregunten a Luis si no.
Niño Soldado, Tío Sam, Vergüenza y Ska-Pa (que, por cierto, fue la única canción del 99%, de 2013), constituyeron una parte media muy correcta y acertada, creando un ambiente festivo y un poco de relajación para algunos asistentes, que canturreaban el pegadizo estribillo de Ska-Pa pero no se volvían locos como con, por ejemplo, Cannabis.
La segunda canción elegida para presentar Game Over al gran público fue No Lo Volveré A Hacer Más, una canción relajada que, aunque no tenga la letra más transgresora de sus composiciones, sí que tiene el mestizaje más fiestero y “pop”. Este tipo de temas le sientan realmente bien a un grupo que suele optar por opciones más ska y punkarras. Además es muy pegadiza. A mí me encanta.
Derecho de Admisión es uno de esos cortes de Ska-P que, aunque quizá nadie los posicione en sus top favoritos de la banda, todo el mundo se las sabe y las corea como si fueran himnos incombustibles. Por cierto, hubieron fuegos artificiales en esta canción. Seguimos sin saber si fue cosa de Ska-P o de algún loco del público pero quedaron muy bien.
Volvimos un rato a la calma con El Olvidado y Casposos. Dos temas muy interesantes líricamente y muy bien defendidos en vivo que aprovechamos, no os vamos a mentir, para ir adelantando poco a poco entre el público, esperando llegar a un sitio más adecuado para la recta final del show.
La tercera y última canción elegida de Game Over fue, para mi agradable sorpresa, Colores. Es un placer poder oír ante tanta gente un tema que habla tan claro no sólo sobre homosexualidad (que se agradece), sino también sobre las personas trans y su disforia, una minoría que, en mi opinión, merece toda la protección posible y más. Un tema que desde el primer momento que lo oí en Game Over me llegó y que agradezco que se tenga en cuenta para las presentaciones en vivo.
Con Romero el Madero, todo el Viña Rock se puso de acuerdo para agarrarse de los hombros, juntarse y, como si de un Paquito el Chocolatero se tratase, bailar alzando las piernas al ritmo de ese mítico “lalala” de la canción, todo un temón de El Vals del Obrero, muy celebrado en Villarrobledo y muy agradecido por los fans más “old school” de la banda.
El encore del concierto estuvo formado por A La Mierda (que sinceramente no pude evitar cantándolo pensando en cierto partido político) y la esperadísima El Vals del Obrero, la guinda del pastel que comenzó como un enorme coro de fans unidos y acabó en una marabunta de enormes pogos con ese crudo “INSISTIMOOOOOOOOS”. De lo que pasó entre medias no me acuerdo, fui de pogo en pogo. Como debe de ser.
En definitiva, Ska-P se merecen el respeto que se les muestra en España y en Europa: estos veteranos del ska tienen tablas, buena escenografía y temones de sobra para construir un setlist variado y acertado como el de este Viña Rock 2019 que se convirtió, sin duda, en una jornada que se quedará grabada en la historia del festival de arte nativo.
La vuelta en tren, leyendo, charlando, riendo… fue agridulce. Dulce porque se echaba de menos ya nuestra casa, nuestras camitas y volver un poco a la “normalidad” pero agria porque se acercaban exámenes de la universidad. Trabajos. Prácticas. Porque habían sido 3 días preciosos de música, amistad y buen ambiente. Y si el año pasado nos despedimos del Viña Rock con un Nos Volveremos a Ver, creo que este año lo justo es decir que esperamos poder celebrar el XXV cumpleaños con ellos.
¿La 25ª está en camino ya se acepta como chiste?
Por favor no llaméis a la policía.