Fuente: NME.com
Quiero empezar dando gracias al equipo de La MusiKalité por cederme este espacio para desarrollar mi devoción por Deftones. Con la confirmación del quinteto de Sacramento en el festival Mad Cool del año que viene, me han pedido que desarrolle en líneas generales el “core” de uno de los proyectos musicales que más me han aportado. Y no solo hablo como amante de la música, también como músico.
A estas alturas no creo que pueda traer nada nuevo bajo el sol, porque de los californianos se ha dicho mucho, por lo que esto va a ser un viaje absolutamente personal y subjetivo a uno de los grupos más importantes de mi vida.
¿Por qué Deftones?
Todavía recuerdo cuando a mis catorce-quince años, empecé a interesarme por la música y más concreto por el rock. Por supuesto, desde pequeño había estado empapado de grupos de la generación de mis padres, como The Beatles, The Beach Boys y un largo etcétera. Pero fue en la adolescencia cuando empecé a abrir horizontes y a encontrar música que fuese contemporánea a mis inquietudes y forma de ver las cosas. De System of a Down a blink-182, pasando por Green Day y Linkin Park.
Entre todos estos nuevos y excitantes descubrimientos me topé con Back to School (Mini Maggit) de Deftones. Un tema poderosísimo, que mezclaba hip-hop y melodías pegadizas como nadie había hecho hasta entonces. Era más crudo y violento que Linkin Park, pero era extrañamente delicado en formas y atmósferas. Años más tarde, me enteré de que el propio grupo odiaba la canción porque la discográfica, Warner, les obligó a escribir un single, ya que opinaban que el maravilloso White Pony (2000) era demasiado denso y nada comercial. Dejando atrás el hecho de que Back to School (Mini Maggit) no representa nada la esencia del grupo, y solo puedo dar las gracias por ello, fue un flechazo repentino.
Pasaron los años y me sumergí más y más en el mundo del punk rock y fui alejándome más de lo que yo consideraba nu metal o metal. Esos géneros habían dejado de ofrecerme lo que buscaba y los sentía oxidados y en algunos casos, rancios (cosa que me sigue pasando con algunas bandas de la época).
Pero uno va creciendo (no sé si madurando) y de repente se topa con que conceptos que no parecían interesantes en un momento determinado, se convierten en catárticas fuerzas que te iluminan el camino. Mi forma de escuchar música ha cambiado muchísimo estos últimos años y entre los causantes de esta metamorfosis, están Deftones.
Al mutar como oyente, la apreciación por música de un carácter pop menos marcado, me ha obligado a buscar diferentes senderos para expresar diferentes sensaciones. Deftones han sido etiquetados bajo la absurda etiqueta de “nu metal”, un género fabricado del que se podría hacer artículos y artículos desengranando y mostrando su artificialidad. Sin embargo, a pesar de que quizá los primeros álbumes tienen bases similares a gente como KoЯn ya con el Be Quiet and Drive (Far Away) de su segundo trabajo, Around the Fur (1997), se sentía como una prueba de alejarse de algo de lo que nunca había formado parte.
Chino Moreno, vocalista y letrista de la banda, en varias entrevistas ha reiterado que con su música quiere trasladarnos a espacios pictóricos, en los que la atmósfera prima sobre un mensaje claro y conciso. Muy influenciado por grupos como The Cure o The Smiths, la perspectiva post-punk de su creación les ha permitido romper fronteras hacia lo electrónico, el shoegaze y los espacios sinestésicos. Porque ante todo, su esencia, se basa en conformar colores, formas y sensaciones, capaces de alejarnos de lo terrenal y trascender hacia lo etéreo.
Por supuesto también hay violencia y oscuridad en ellos, sigue habiendo riffs sobre guitarras de siete cuerdas, voces gritadas y breakdowns. Pero su forma de plantearlo, bajo capas y capas sonoras, efectos y melodías ambiguas, les hace mostrar nuevos prismas, y limar el óxido que sí noto de muchos de sus contemporáneos. No quiero extenderme en nombres, pero muchos de esos sonidos de grupos de principios de siglo, los veo un tanto caducos. Por otro lado, la música de los de Sacramento sigue siendo relevante hoy en día, y en la última década ha resurgido con intensidad sobre todo gracias a sus Diamond Eyes (2010) y Koi No Yokan (2012).
De todas formas no es posible hablar de Deftones sin hablar de amor y sexo. Desde el comienzo, estas dos temáticas íntimamente ligadas, han sido desarrolladas desde puntos de vista heterogéneos en sus obras. Hay varios ejemplos, pero me gustaría destacar el nombre de mi disco favorito de ellos: Saturday Night Wrist (2006). Literalmente, el hormigueo que se siente en la muñeca cuando uno duerme con la cabeza sobre ella. Pero en este caso, una noche de sábado, el día en el que uno aprovecha para salir a tomar algo con los amigos y desconecta de la rutina. Pues bien, aquí se plantea todo lo contrario, es una muestra de la soledad y el afinamiento, y de la masturbación como método de escape. Un concepto que se desarrolla a través del disco, en él que el cantante, verbaliza sus inseguridades ligadas al sexo y las drogas, tras un destructivo divorcio.
Hay muchas otras, como el concepto japonés del “koi no yokan”, que es la sensación de que al conocer a alguien te vas a enamorar de esa persona de forma inevitable. O el disco que fue descartado tras la muerte del bajista del Chi Cheng, de nombre Eros, el dios griego del amor y el sexo. Una muestra clara de las preocupaciones e intereses del grupo, que toca sin cortes, estos inefables universos de la condición humana.
Antes de finalizar, me gustaría destacar como el quinteto ha sido nombrado por algunos medios como el Radiohead del metal, una corona que a muchos les gustaría llevar, pero que me parece un terreno un poco pantanoso a tratar. Al igual que Radiohead destaca por su propia y particular esencia, Deftones tiene la suya. Son dos bandas que probablemente muchos de sus oyentes compartan, pero que navegan en diferentes aguas. Es cierto que ambos cuentan con una experimentación constante y la búsqueda de nuevas fórmulas en sus composiciones. Ese método dadaísta de componer letras de Thom Yorke y Moreno, en los que lo importante es evocar realidades. Y como no, su timbre vocal, que al igual que el de Björk, me parecen de los timbres más interesantes y expresivos de los últimos treinta años.
Me dejo muchas cosas por el camino, como su influencia del post-hardcore que viene de grupos como Hum, Jawbox y Far entre otros, la importancia de las bases rítmicas construidas bajo montañas de hip-hop y música negra, y su incesante alejamiento del nu metal, incluso rechazando giras con colegas de su época, llegando a crear un festival propio llamado “Día de los Deftones” con mezclas tan variopintas como Chvrches y Gojira. Pero lo mejor que podéis hacer es poneros sus discos y dejaros arrastrar por esa hermosa y cruda ola de colores y matices.
Como despedida, aquí hay una lista con canciones de espacios de ensueño que hizo una persona en YouTube, perfecta para que despeguemos un poco del suelo:
No os los perdáis por nada del mundo el año que viene, que probablemente traigan nuevo disco bajo el brazo, y alguna que otra sorpresilla, quizá del ya mencionado y “perdido”, Eros, como ya hicieron este año, tocando un tema de éste, llamado Smile. Pueden ser un gran de descubrimiento para personas que incluso no escuchen metal habitualmente, como es mi caso.
De nuevo, gracias a la MusiKalité, siempre es un placer escribir sobre formas de arte que me inspiran.