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Lupa Al Estribillo (II): los Sorpresa -con Sidecars y ‘Golpe de suerte’-

Empecemos mirando atrás. Traté en mi anterior aportación a esta revista de definir el concepto estribillo y dejar clara su importancia dentro de una canción. Tras ciertas rizadas de un rizo ya rizado, concluimos que es mucha y que por eso es la parte que más se repite.

Esta sencilla obviedad encierra una peligrosa trampa en la que han caído infinidad de artistas de mil géneros, variedades y sonoridades. Acabar siendo un cansino. Sí,amigos míos, las garras de la pesadez van mucho más allá del cuñado que no es de izquierdas ni de derechas y que feminismo pero. Hasta en la música resuenan los ecos de la manía humana de repetirse y hacerse notar causando una sensación terriblemente incómoda conocida también como quesecalledeunavez.

El estribillo debe repetirse,es ley. Pero, tal vez, a la cuarta vez que suena y estando en el minuto 8 de la canción convendría ir cerrando ya el chiringuito del tema… Podríamos señalar a artistas noveles como ejemplo de esta tendencia de repetición excesiva, pero suficiente tienen con sacar adelante un mínimo proyecto en medio de esta bonita tormenta de pandemia, restricciones, toques de queda y quedas de toque. Así que mejor apuntemos alto. A ver, ¿dónde están Alejandro Sanz y Aerosmith?

Los conocimientos musicales de nuestro amado músico autor de Corazón partío son innegables. Sus canciones están plagadas de capas y capas de sonoridades mezcladas con precisión y de cadenas de acordes imposibles. Sin embargo, se sienta uno a escuchar Amiga mía y cuando llega al minuto 3 está empachado de un estribillo que parece no avanzar y recae una y otra vez en una melodía inacabable; y aún queda 1 minuto y medio de tema. Minuto y medio lleno de lo mismo. Y, como sumum, acaba en fade out; que yo creo que fue el productor, que paró de grabar ya harto de tantas amigas y que, más de 20 años después, Sanz sigue creyendo que el CD contiene los 34 estribillos acordados para acabar el tema.

Alejandro Sanz en el videoclip de Amiga mía (1997)

En la misma línea, la banda de Boston liderada por Steven Tyler peca de la misma pesadez que Alejandro. Es cierto que sus estribillos son historia viva del rock y de toda la historia de la música en general y que tienen la capacidad de desatarnos y hacernos darlo todo destrozando nuestras gargantas. Pero uno se pregunta si himnos como Crazy o Cryin’, 2 auténticas obras de arte, no funcionarían mejor con 1 minutito menos de la misma melodía machacona. Que con 6 estribillos durante el tema y 3 repeticiones más al final ha quedado claro, compañero Steven.

Parece obvio que es tan importante armar un buen chorus como saber usarlo y no acabar reventándolo por repeticiones excesivas. La solución parecería simplemente recortar la presencia de estribillos, pero estamos tratando de músicos; no iban a coger la opción fácil, por favor…

Se abre un abanico de diversas opciones entre las que destaca la de las dinámicas. Sin necesidad de cortar a cachos la canción y dejar segundos de música fuera, existe la alternativa de tejer cada uno de los coros finales desde una intensidad distinta, con intenciones distintas y efectos distintos. Artistas como Love Of Lesbian, aquí en territorio nacional, o Rufus Wainwright, internacionalmente, son auténticos expertos de las dinámicas, siendo capaces de expresar con un mismo estribillo emociones prácticamente opuestas.

Igualmente, no vengo a hablar de dinámicas, tal vez lo dejo para otro momento. Vengo a hablar de otras formas de evitar caer en el rococó musical del estribillo eterno y vengo a hacerlo ejemplificándolo con uno de mis grupos referencia (y sé que el de mucha gente más.) Vengo a hacerlo con Sidecars.

Sidecars y su cuidado set acústico para la grabación del álbum en directo Contra las cuerdas (2016)

No me extenderé con innumerables halagos a la banda madrileña que todos ya conocemos, sino que trataré de señalar esa peculiaridad estructural que aportan a sus canciones y que consiguen dotar a la banda, pese a que muchas de sus características sean meros clichés del pop-rock nacional de toda la vida, de un sonido propio.

Para no ser pesados, Sidecars proponen algo muy sencillo, alargar los estribillos. Bueno, los primeros, no. La idea es fácil: escuchas el primer chorus, donde, a la vez que sube la intensidad, te sorprende. Pero a la hora de encarar el segundo, solo esperas la intensidad, la sorpresa desaparece porque ya sabes lo que esperas. Sin embargo, los madrileños, jugando con esas expectativas, añaden ciertos versos al final de los estribillos siguientes que, no solo impiden la pérdida de sorpresa, sino que incluso consiguen superar a la primera. Veamos un ejemplo con una de mis canciones favoritas del muy reciente Ruido de fondo de la banda: Golpe de suerte, en la cual, no se limitan a añadir algunos versos; añaden prácticamente otro estribillo entero:

Estribillo 1:
Será
Que un día se cansó de brillar
O acaso lo he forzado de más
Me quedan cien motivos

Y apenas nada que contar.

Estribillo 2:
Será
Que un día se cansó de brillar
O acaso lo he forzado de más
Me aterra estar dormido
Y no consigo
Despertar

La vida se aburrió de esperar
Mi mundo ya no quiere girar
Me quedan cien motivos
Y apenas nada que contar

Como vemos, el juego es magnífico. No es solo que añadan esos dos versos en medio del chorus, es que modifican la estructura entera de la letra para conseguir un resultado órganico y que mantiene la sorpresa constantemente en apenas 10 segundos.

La idea inicial es que el estribillo concluya con la oración entera de Me quedan cien motivos y apenas nada que contar. Pues bien, de entrada, ya te la cambian entera por Me aterra estar estar dormido y no consigo despertar. Pero la maniobra no acaba aquí; sino que, además, usan ese despertar final como bisagra para concluir el anterior a la vez que inicia los versos añadidos. Fijaos en el uso de tal palabra en el minuto 02:44. Brillante.

Obviamente, esta variante en la letra viene acompañada de un cambio musical. La melodía de la primera frase final crea una tensión que el oyente espera se resuelva en la siguiente (como ya ha ocurrido en el primer estribillo) pero no. Pese a que la cadencia melódica apunte a resolver, en un último instante, cambia su destino final de relajación por el de la tensión volviendo atrás. Sorprendiendo.

Algo muy parecido le ocurre también a la armonía, donde toda la cadena de acordes lleva a nuestro oído a esperar la tónica final (relajación auditiva absoluta) que finalmente no llega ya que los madrileños nos han reconducido súbitamente al inicio de la cadena que, esta segunda vez, sí se resolverá. Consiguiendo, incluso, una sensación de resolución aún mayor y más clara.

Pero el sustito y la expresión de sorpresa con cierta sonrisilla escondida bajo la nariz ya nos la han provocado. La confección del estribillo ha consistido en un trabajo de orfebrería relojera que acaricia el virtuosismo poético. Malditos madrileños…

Este recurso lírico no solo evita que la canción adolezca de cierta monotonía cargante, también refuerza la emoción del estribillo y de la canción entera. Las alegrías consiguen ser más alegres y las penas, mucho más penosas gracias a añadir ese par de versos de más. Tal vez Golpe de suerte no sea la canción idónea para poder notar este refuerzo, pero dadle una oportunidad a Olvídame, de su LP anterior Cuestión de gravedad (2017) y ya luego, si eso, hablamos; si sois capaces de recomponer los miles de pedazos en los que habrá acabado convertido vuestro corazón en esos estribillo y pre-estribillo finales. Os la dejo por aquí abajo.

Porque esta es otra; es que este alargamiento del chorus es una constante en la obra de Sidecars usada en todos y cada uno de sus discos, sobre todo en sus los dos últimos en los que, además, han consolidado un sonido mucho más sólido y reconocible. Así que ya podríamos hablar de una marca de la casa (cabe matizar que, aunque los estribillos son las partes que mayoritariamente estiran, no son las únicas; también podemos encontrar pre-estribillos, puentes o incluso estrofas ampliadas.) Para que veáis que no miento, dejo por aquí una playlist recopilatoria de todos les temas donde se usa este recurso. Luego encima os quejaréis…

Nada más por esta semana. La semana que viene, Lupa al estribillo (III). Prometo no hacer como Alejandro Sanz y alargarme en demasía, pero ya veréis que este mini cosmos dentro de las canciones sigue teniendo material del que tirar del hilo. No os voy a decir nada de la semana que viene, pero siguiendo la corriente del artículo anterior; id entrando en la otra mitad de la vida, si es que no estáis ya enfangados hasta el final en ella.

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