Es emocionante cuando vives un directo que te transporta a muchas emociones en un periodo de tiempo corto, sintiendo mucho mediante las palabras de alguien que ha creado música desde su alma. El pasado jueves 3 de Junio, mi compañera Esther y yo volvimos a las andadas para vivir un directo en la sala CAT Tradicionàrius de la mano de Ramón Aragall junto a su banda para vivir la presentación de su tercer álbum, Un grito descomunal.
Una de las sensaciones que obtuve póstumamente al directo fue la siguiente: parece que la calma empieza a volver a la música. Fue hermoso ver como la magia de los conciertos seguía allí, emocionando al público y a la vez viéndola nacer desde el primer minuto hasta el último. El resurgimiento de la cultura está progresando escalón a escalón y un ejemplo es esto: que esté yo aquí contándoos como fue el concierto, demostrando que aún todo lo sucedido, nadie puede callar a este arte.
Nos encaminamos en un día donde la emoción y la música nos encabezaron durante todo el día, viviendo un pre-bolo donde Esther y yo comentamos sobre lo que nos iba a deparar el concierto y posteriormente un post-bolo disfrutando de una buena charla de música, reposando la verdad de Ramón mediante sus letras con unas cervezas y eternas risas.
¿Cómo empezó el directo?
Nos adentramos en la sala del CAT Tradicionàrius, Esther me dejó la custodia de sus pertenencias para adentrarse en el viaje de la fotografía en directo. Desde aquí agradecer tanto a Ramón, a su equipo como a la sala el hecho de que permitiesen a los fotógrafos que estaban presentes el poder hacer fotografías durante todo el concierto, un hecho que por desgracia se ve muy poco, dificultando la creación de bonitos instantes en forma de imágenes. Aún seguimos sorprendiéndonos cuando, al entrar en algún bolo, le comentan a Esther que solo puede hacer fotografías durante las tres primeras canciones… Una pena y duda que difícilmente podremos llegar a entender.
Yo encontré mi sitio, con una buena vista panorámica del escenario para poder disfrutar tanto de Ramón como de su banda, compuesta por:
Jordi Bastida a la guitarra, Rubén Alcázar al bajo, Bernat Sànchez a los teclados y Dani Ktna Fabregas a la batería (de quien Ramón remarcó el gran trabajo que hizo, ya que él mismo es batería y sabe lo difícil que es tener que grabar la música de un batería que no eres tú).
Músicos que respiran alma, unidos para acompañar a Ramón en la presentación de este tercer trabajo de su carrera, junto a otros temas de sus anteriores álbumes. Hermanos que se encontraron para crear sin parar música.
Empezamos de un modo Lento, un tema con tonos cósmicos, siendo el comienzo del viaje emocional que vivimos. Esta canción está dentro del nuevo álbum de Ramón, un grito descomunal, siendo una clara presentación de lo que nos iba a traer esa misma noche. Me pareció un ejemplo de calma melódica muy preciso, siendo el inicio de un concierto con una abertura muy particular. De allí nos fuimos a Kamikaze, tema de su segundo álbum. Un ritmo similar a Lento, manteniendo la estela de esa parte del concierto y a la vez mostrándonos la vena cantautora de Ramón, aquella que dejó muy emocionado/a a cada una de las personas que fueron a verle.
Continuamos con Creo que Lo Voy a Estropear, tema componente de un grito descomunal, su más recién trabajo. Con este tema cerró el primer bloque del concierto, manteniendo el aura tecnológica y calmada, siendo un ritmo más plausible pero con toques que nos empezaban a encaminar hacia el diverso camino musical que íbamos a vivir.
Tard i Malament nos adentró en el primer trabajo de Ramón, Perfil. Con el catalán por bandera en este trabajo, vivimos un tema más eléctrico donde la guitarra marcó el cuerpo melódico del momento. Benvingut al Paradís fue una de las canciones que más me llegó al alma, por la complejidad que presentó pero no se notó en el directo, transmitió la esencia del tema de una manera tan sensible… fue una delicia sin dudarlo. El segundo bloque del concierto acabó con Será Mejor, siendo el acompañamiento perfecto a lo que estábamos viviendo y lo que nos estaba deparando el futuro.
Punt i Apart y Asesinos fueron los temas con los que el tempo del concierto se rompió para adentrarnos en una burbuja galvánica, pura electricidad que rodeaba las pieles de cada uno de los espectadores que estábamos allí. Con ella nos adentramos en la mitad del concierto, con La Noche Perfecta, El Camerino de la Scala de Milà y Que Fluya Sin Más. La ultima que os menciono fue una de esas canciones que noté muy cercana, sintiendo la magia de Ramón al completo y, obviamente no podría no comentaros sobre esto, con una letra la cual me parece que es muy fácil conectar con ella por el alma que presenta.
No Eres de Verdad marcó el tempo del final del concierto, donde esa aura rompedora englobó a la sala para vivir una música muy profunda y real. Acompañada de Un Grito Descomunal, canción que da nombre al tercer trabajo de Ramón, junto a El Primer Intento. Estas dos últimas canciones, no os mentiré, se han adentrado en mi lista de bucle de Spotify por la totalidad que presentan junto a la energía que transmitió tanto la banda como Ramón en directo al presentárnoslas. Dos temas que considero que enseñan muy bien la esencia de Ramón como músico en todos los sentidos.
Todo finalizó con una cover de un mítico himno, Psycho Killer de Talking Heads, algo muy propio de los bolos de Ramón y la banda y, el broche final y con el que el público lo dio todo: Yo Te Entiendo. Con ella dio la clausura a un concierto donde vivimos el recorrido por su carrera y a la vez el disfrute de su esencia musical, la cual se compone por unas letras muy reales y humanas y una musicalidad que te abraza de una manera muy cálida.
Luchando por una cultura segura, ese fue el objetivo de Ramón Aragall y su banda en el concierto, donde agradeció a cada una de las personas que estábamos allí el apostar por la música en directo, junto a un concierto donde su esencia nos llenó a cada uno de nosotros/as. Ramón Aragall y su banda son un espectáculo armónico muy especial, con una humanidad que llena a cada uno de ellos la cual demuestra que por encima de todo, son personas que aman este arte y lo disfrutan con una ilusión propia de un niño de 5 años. Y ojalá, de corazón, nunca la pierdan.
Podéis ver todas las estupendas fotos de nuestra querida Esther en nuestro Flickr.