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[Review] ‘Pressure Machine’: cómo The Killers escriben historia.

A pesar de lo mucho que The Killers mencionan a su tierra natal durante su extensa discografía hay gente que aún en día se sorprende al descubrir su nacionalidad. El brit rock de Hot Fuss (2004) les lanzó al estrellato en su debut y para muchos, a pesar de que no hayan vuelto a ese sonido en todos estos años, así es como suena The Killers. Pero mientras los fans añoraban los temas inspirados por Pulp como Somebody Told Me, Brandon Flowers y compañía se centraron en alejarse todo lo posible de ese estilo y, en sus últimos esfuerzos, intentaron acercarse a la americana de Bruce Springsteen. Con su nuevo disco Pressure Machine por fin lo han conseguido.

No hay ni rastro de los himnos de estadio o los sintetizadores que acompañan al grupo de las Vegas porque este álbum no va sobre ellos. No hay fiestas, ni discotecas, ni grandes neones que den la bienvenida. Ni siquiera nos dieron los 2 o 3 singles previos al anuncio del disco. Todo en Pressure Machine es diferente. Con apenas un año de diferencia entre este y su predecesor Imploding The Mirage (2020) dudaba si iba a ser un disco a medio montar y hecho en cuatro días. La realidad es que Pressure Machine es el disco más cuidado y cohesivo que ha hecho The Killers. Mientras que Hot Fuss, Day & Age o Sam’s Town serán recordados por sus exitosos singles, Pressure Machine será recordado como un pedacito de historia en forma de canción.

¿Pero cuál es esa historia? Pues la de Nephi, el remoto pueblo de Utah en el que Brandon pasó parte de su infancia. La versión corta del disco emite quizás la parte más importante de este: los pequeños testimonios y entrevistas a los ciudadanos. Durante las 11 canciones nos muestran la imagen de un pueblo pequeño, cerrado y que poco a poco está muriendo. Aunque los motivos son varios, hay dos aspectos centrales que encierran a los vecinos en este ciclo: la tragedia y la religión.

West Hills empieza con tres testimonios. El primero de una mujer de 26 años que lleva 11 años con su novio de instituto y que no ha salido de su pueblo. Después habla un hombre que a través de la experiencia de su hermano deja caer que la cultura del pueblo no es muy tolerante con aquello que sale de su molde. Finalmente la última voz es de otra mujer quién a pesar de estar alabando el pueblo como un buen sitio para vivir contradice su testimonio con el desesperanzado tono de su voz. El personaje sobre el que canta The Killers en West Hills habla de su relación con la religión, siendo Utah una zona muy mormona, y de su eventual encarcelamiento por posesión de oxicodona (uno de los mayores problemas en la epidemia de las opioides en Estados Unidos).

Los opioides pasan a segundo plano en Quiet Town, de la misma manera en la Brandon dice que solo se susurraba del tema. Esta vez la entrevista es a un hombre que nos explica lo común que es la muerte de vecinos al cruzar la vías del tren (Every two or three years, the train kills somebody) e insinúa al final que algunas de esas muertes quizá no sean accidentes (Everybody knows about the train, okay? / You hear it constantly / I think the train is a way to find your way out of this life, if you get hit by it). Brandon se inspiró en la muerte de sus compañeros de colegio y como aquello le afectó tanto a él como al pueblo.

En Terrible Thing un adolescente gay contempla el suicidio desde su habitación ante la presión de vivir en un pueblo tan ¨tradicional¨ (en el peor sentido) y religioso. Uno de los mejores solos de guitarra de su discografía está en Cody, un tema sobre los intimidantes y peligrosos hermanos mayores de los amigos de Brandon. Si puedes ignorar la conversación sobre los niños y las armas Sleepwalker es de lo menos sombrío dentro de Pressure Machine. Una simple canción sobre la belleza de la naturaleza y el poder reconocer el paso del tiempo por los cambios de estación. Le sigue Runaway Horses, donde Phoebe Bridgers suavemente acompaña a Flowers. In The Car Outside recuerda ligeramente a Sam’s Town, pero en general todo el disco está bañado de la influencia musical de Springsteen y ese característico rock americano. Las canción son además más largas en cuanto a estructura, alargando a terceros o cuartos versos para explicar sus historias a lo Jhonny Cash en lugar de seguir la pauta de los himnos pop.

El álbum cierra con Getting By, dónde al final volvemos a escuchar la misma voz que en Quiet Town. Nos vuelve a hablar del mismo tren que antes, e incluso escuchamos dicho tren, pero esta vez menciona que a sus nietos les entretiene ver el tren pasar. Funciona como broche de oro para cerrar el disco tras contarnos las partes más desagradables del pueblo con una canción en la que Brandon muestra apreció por Nephi y admiración por sus ciudadanos que son capaces de seguir la rutina. En cierta manera este último tramo intente reconciliar al oyente horrorizado por las desgracias del pueblo enseñándole que pese a todo se sigue teniendo esperanza y buena fe.

Sin duda Pressure Machine no deja indiferente a nadie. Habrá quién esté encerrado en el espíritu de Hot Fuss y lo encuentre aburrido e insatisfactorio. Yo misma casi no le doy una segunda vuelta, encontrando muy difícil prestarle atención cuando ninguna canción destaca por encima de las demás. Pero esa homogeneidad en el tracklist, esa ausencia de grandes singles, es también un reflejo más de la historia que quiere explicar The Killers. Este disco necesita de paciencia y cariño, pero sobre todo de tiempo. Tiempo para escucharlo una y otra vez, prestando atención a cada palabra y tiempo para poder admirar, de aquí un futuro, el buen reflejo de una realidad que sin duda es.

Mientras que en su juventud Brandon abrazaba la ostentación y glamour de las Vegas, durante los años siguientes se ha ido notando cada vez más su anhelo por alcanzar la americana de Springsteen y contar historias del medio oeste. Battle Born fue un intento decente de ello, pero acabó siendo una mezcla extraña entre sus inicios y su futuro que no era suficiente para ninguno. Pressure Machine consigue por fin lo que tanto ha ansiado hacer The Killers: un álbum que les abra hueco en la historia norteamericana.

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