Foals en su conciertazo en el Low Festival 2019. Foto: Javier Rosa
Si hay un festival que en 2018 se llevó mis mejores recuerdos fue el Low Festival de Benidorm. No sólo es un evento genial organizado por Producciones Baltimore, si no que el cartel, el ambiente y el público que se respira en el Low es otro rollo. Dejamos un poco de lado los jóvenes con muchas ganas de alcohol y fiesta y pasamos a un festivalero medio más mayor, lo cual significa, menos problemas, menos jaleo, menos locos por las primeras filas… en general, algo mucho más “chill”.
Este año iba con Salo, correctora y redactora de La MusiKalité y mi novia. Iba a ser nuestro primer festival juntos a nuestro rollo en pareja y no se me ocurría evento mejor que el Low, donde se unían el indie rock que me gusta y el pop y la electrónica, más del estilo de ella.
Así pues, cogimos el horario, investigamos qué grupos queríamos ver y qué grupos no, nos embarcamos en el Tram y pusimos rumbo Benidorm con muchas ganas de música y de desconectar unos días en pareja.
Tras una hora y pico de viaje en el que aprovechamos para revisar un poco el horario y mirar qué planning teníamos hoy, llegamos al recinto del Low, donde nos recibió un simpático encargado de acreditarnos. “Hay que seguir con los blogs, chicos” nos dijo, sonriendo, mientras nos ponía las pulseras “hoy sólo han venido dos y es algo muy bonito que se está perdiendo”. Nos reímos. Siempre es un placer comenzar un festival con un gesto tan bonito.
Al entrar al recinto, este año genialmente decorado con muchas luces, miramos nuestro primer concierto. Tocaba ir al escenario principal, pero aún teníamos tiempo de ver los puestos que había delante del mismo. Desde camisetas hasta vinilos y CDs a precios muy buenos, el año que viene tocará mirarse alguna camisa hawaiiana.
Y ya llegó el momento de nuestro primer concierto.
DORIAN: TODO LO QUE SIENTO POR TI
Os voy a ser sincero: no me entusiasma mucho Dorian. Mi relación con el indie pop/indie rock patrio es extraña, por no hablar de que me gustan unos pocos grupos contados y Dorian no es uno de ellos. Aún así, tengo que decir, admito que su último disco, Justicia Universal, me gustó bastante.
Salomé quería verlos porque le gustaba la “canción de 3 Metros Sobre el Cielo” y como a mí su último disco me parecía interesante y me habían repetido muchas veces que su directo era divertido, fuimos a ver a los barceloneses en el Low Festival, que estrenaban el escenario Vibra Mahou en esta edición de 2019.
Con La Isla dio comienzo uno de los conciertos más entretenidos de todo el festival en este año. Se nota que Dorian son ya unos “old school” del indie español y están cómodos sobre el escenario. Les sobran tablas y tienen un show medido casi al milímetro para poder reunir a mucha gente frente a su concierto y poder divertir y entretener, seas o no fan.
Al menos así lo sentimos nosotros, sin ser especialmente fan de Dorian, nos encandiló su estilo pegadizo y fácil de oír, a la vez que su buena puesta en escena y su juego de luces y pantallas. Sobre el escenario se desenvuelven a la perfección, ni una pizca de vergüenza o timidez: se conocen ya su trabajo.
Temas de su último trabajo (como Duele, Vicios y Defectos o Señales) se unían a sus grandes éxitos para dejar un setlist que, la sensación general, fue que era una gran elección para dar una hora de fiesta y variedad dentro de su exitosa carrera.
El público (y nosotros mismos, no os vamos a mentir) no podíamos evitar cantar con más ganas los grandes himnos de Dorian como Cualquier Otra Parte o La Tormenta de Arena (para delicia de Salo) que cerraron el directo con un montón de confetti por todas partes y de todo tipo. De papel, por cierto, un buen gesto medioambiental.
La conclusión del concierto de Dorian fue que es un grupo que, te guste o no te guste, si tienes la oportunidad de verlos, intenta no perdértelos, son todo un show en cuanto a puesta en escena y tienen un directo ensayado y firme musicalmente. Todo un grupo de referencia en la escena indie española y un estreno de lujo para el Low 2019.
Salimos del escenario principal y pudimos ver el recinto con la noche benidormense ya entre nosotros. Las luces eran más impresionantes y el escenario Energy Sistem era todo un espectáculo con su gran pantalla.
Aprovechamos para ir al escenario Jägermusic, un espacio festivalero que siempre alberga las propuestas más originales del festival y la mayor variedad musical de todos los que tiene el Low.
Allí nos esperaba Airbag, un grupo que se estrenaba en el Low pese a que su primer disco (según Spotify) se estrenara en el 2000 y hayan conseguido cierto renombre en el panorama indie punk de nuestro país.
Por desgracia, entre unas cosas y otras no pudimos ver mucho de Airbag, pero nos alegramos mucho de ver cómo un grupo que tanto puede definir nuestra adolescencia con sus letras llega al Low y congrega a tanto fan dispuesto a darlo todo con ellos. Esperemos que puedan llevar su Cementerio Indie a toda España. Se lo merecen.
FOALS: HORA DEL GUITARREO
Vamos de camino al escenario principal y llegamos unos diez minutos antes de que empiece el directo del que sería el primer co-cabeza de cartel de la noche: Foals.
No era mi primera experiencia con Foals, les vi en el Mad Cool 2017 y no me parecieron la gran cosa, aunque su excelente último disco y su buen directo reciente que disfrutó nuestro compañero Jaume, me obligaron a darles una segunda oportunidad.
Y menos mal que se la di.
Tuvimos la suerte de poder coger sitio cerca del escenario y, cuando empezó el grupo con su primera canción, On The Luna, me sentí muy afortunado. Sonaban espectaculares y la puesta en escena era increíble.
El escenario estaba encabezado por una gran pantalla rodeada de plantas por el escenario, así, cuando la pantalla sacaba imágenes imitando el estilo de la carátula de Everything not saved will be lost… part 1, parecías estar viviendo la portada en persona.
La segunda canción fue toda una sorpresa (menos para Salo, que no había oído en su vida a Foals) y es que Mountain At My Gates cayó como una bomba cuando todavía no habíamos ni calentado. El escenario Vibra Mahou tembló y casi se vino abajo de la emoción del público, que compartía saltos y caras de estupefacción al oír uno de los mayores temazos de la carrera de Foals en directo… tan pronto.
Sin duda Foals han mejorado desde 2017 y se han convertido en uno de los grupos de indie rock / rock alternativos más sólidos en sus vivos de los que he visto. No sólo defienden sus grandes temas a la perfección instrumental y vocalmente, también Yannis Philippakis, su cantante, ha conseguido labrarse una gran personalidad sobre el escenario, atreviéndose, incluso, a visitar el foso y las primeras filas para cantar, tocar y sentir a sus fans muy de cerca.
Por suerte, posiblemente el disco que más he machacado del grupo británico es el último, así que disfruté al igual temas nuevos como la mencionada On the Luna o In Degrees que la preciosa Spanish Sahara (con una puesta en escena espectacular gracias a la pantalla, con granos de arena volando y un momento más intimista), Inhaler o, quizá, la canción más reproducida de lo que llevo de verano, My Number, que también cayó muy rápido en el setlist y nos dejó a todos agotados con una buena dosis de un tema redondo de indie rock que sigue siendo de los más aclamados de su carrera.
Algo que sí destacó Salo y que yo apenas me di cuenta (estaba en un momento de éxtasis en mitad del concierto) es que sonaban duros. Bastante duros. Más que en su versión estudio. Había momentos de instrumental guitarrero acompañado de los mejores gritos de Philippakis, que desbordaba energía por todo Benidorm. “No les pega nada hacer estas cosas” dijo Salo, atónita. Por mí no había problema, yo encantado de algunos momentos duros con unos buenos gritos.
En definitiva, Foals dio la sorpresa con un directo muy energético, maduro y con dosis de buen guitarreo que hicieron vibrar el escenario principal. Un grupo que en apenas unos años ha sabido evolucionar y encontrar una identidad que les llena a la perfección. Todo un “must” si podéis verlos.
Después del directazo de los británicos, nos rugían ya los estómagos y era momento de parar y descansar antes de uno de los conciertos que yo, personalmente más esperaba de la noche.
BASTILLE: LOGRO DESBLOQUEADO
Bastille es uno de esos grupos de mi adolescencia. Temas como el todopoderoso Pompeii, Flaws o Bad Blood me han acompañado en esa época en la que somos más tontos y sentimos las cosas con más intensidad. Y memorizamos todas las canciones, creedme.
Mientras volvíamos a ir al escenario Vibra Mahou sentía mariposillas en el estómago. Se acercaba un momento especial para mí en el Low.
Esta vez decidimos sentarnos en las gradas del escenario (de verdad este es uno de los grandes puntos a favor del festival benidormense) para disfrutar de una buena vista y un poco de tranquilidad.
El escenario se apagó y dio paso a un reloj. Se acercaba la medianoche en el mundo que nos quería mostrar Bastille. Un texto sale en la pantalla: “Act 1: Still Avoiding Tomorrow”.
El concierto dio comienzo con Quarter Past Midnight, canción que también da pistoletazo de salida al excelente último disco de los ingleses y lo primero que nos impresionó fue la potente y genial voz de Dan Smith, que destacaba sobre todo el sonido de Bastille. Mejora en directo y eso que en la versión de estudio ya suena genial.
La hora y diez minutos de Bastille en el Escenario Vibra Mahou dio mucho de sí. Fue un setlist largo cargado de canciones repasando su carrera y sus últimos éxitos. El directo se dividía en 3 actos, el ya mencionado acto 1, el acto 2, titulado “Those Nights”, de carácter más melancólico y con temas más tranquilos y una escenografía más oscura y triste y el acto 3, el final, titulado “The Morning Doesn’t Reach Us”, mucho más festivo.
En cuanto al acto 1, las canciones a destacar fueron sobre todo Happier, su popular canción con el DJ Marshmello, que Bastille prefirió hacerla completamente en directo (¡incluida la base!) en vez de pinchar la versión electrónica. También fue un momentazo mi querida Flaws, que casi me arranca unas lagrimillas y que pude por fin gritar a pleno pulmón junto con Dan. Sí, logro desbloqueado para mi yo adolescente.
El acto 2, más oscuro, dio comienzo con Doom Days, canción que da título a su último disco y que consigue ser una montaña rusa de emociones en poco más de dos minutos de duración. La siguió Those Nights, también de su último disco, que, aunque a mí personalmente no me destacó mucho cuando la oí en estudio, me pareció que fue de las mejores canciones del directo. Quizá fue por el crudo sentimiento que Dan impregnó en su voz, por la oscura y nocturna puesta en escena (incluyendo un sofá que giraba con el título de su último disco pintado detrás, en el que Dan, todo un showman y con la capucha puesta, estaba melancólico tumbado sobre él) o por el excelente sonido del escenario, pero fue todo un momentazo made in Bastille.
El acto 3, mucho más festivo y festivalero, un final pensado para cerrar en alto, incluyó temazos como Million Pieces, la graciosa y coreada Of The Night o, el bombazo que todos esperábamos, Pompeii, quizá la canción más gritada y repetida de todo el Low 2019 en todos los conciertos que estuvimos.
Puedo decir sin temor a equivocarme que Bastille fue el mejor concierto de esta edición del Low y uno de los mejores que he visto en mi vida. El grupo no sólo es excelente en el apartado musical, también lo complementan con una puesta en escena trabajada y que consigue meterte completamente en ambiente. Fue un acierto monumental por parte del festival traerlos y espero y rezo porque repitan. Por mí como si van cada año.
Nos subimos al tram. Esta vez de vuelta. Ya hemos inaugurado el Low 2019 y nos duele un poco la garganta de gritar con Bastille. El cansancio ya se apodera de nosotros pero las ganas de lo que queda de festival nos hace charlar sobre lo que hemos visto y veremos más adelante. New Order, el grupo más grande del festival, nos espera el día siguiente, el sábado.
¿Se defenderán estas leyendas en vivo?
¡Mañana segunda jornada del Low!